El ambiente en el Guadalajara Open AKRON 2025 es simplemente electrizante. Tras años cubriendo eventos deportivos, reconozco de inmediato la energía única de un torneo que ya está en su segundo día de competencia. El Complejo Panamericano de Tenis, escenario de esta séptima edición del certamen WTA 500, bulle con la presencia de las mejores raquetas del orbe, pero esta tarde hubo un giro inesperado y maravilloso.
Quienes acapararon toda la atención y se robaron el corazón del público no fueron las tenistas, sino las futbolistas del equipo femenil de las Chivas. He visto muchas interacciones entre atletas y fans, pero esta tenía un carisma especial. Las integrantes del conjunto rojiblanco llegaron al recinto zapopano para protagonizar una sesión de autógrafos que, les aseguro, quedará grabada en la memoria de todos los presentes.
La alineación de lujo estuvo conformada por Blanca Félix (la guardameta), Adriana Iturbide (la artillera de la delantera), Daniela Delgado (la creatividad en el mediocampo), Natalia Villarreal (el fortín en el lateral izquierdo) y Jaqueline Rodríguez (la dinamo de la medular). Estas guerreras no solo firmaron playeras y gorras; regalaron sonrisas, crearon vínculos. En mi experiencia, son estos detalles, fuera de la cancha, los que forjan una afición inquebrantable.
El ritual fue más allá de la simple firma. Se tomaron fotografías, grabaron mensajes de saludo para quienes no pudieron asistir y compartieron palabras de aliento. He aprendido que la verdadera grandeza de un club se mide en estos gestos de cercanía. El stand de AKRON, dentro del complejo, se convirtió en un pequeño santuario de la pasión deportiva.
Este acercamiento no fue casual. Con la vista puesta en el inminente Clásico Nacional contra el América, programado para el domingo 14 de septiembre en el Estadio Ciudad de los Deportes, las campeonas supieron calibrar perfectamente el momento. Entienden, como solo lo hacen las que han vivido la presión de un clásico, que la conexión con la hinchada es el combustible más poderoso. No se trataba de promocionar, sino de agradecer y cargar pilas para la batalla que se avecina. Esa lección, de corazón a corazón, es la que perdura.