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Coco Gauff busca sanar su servicio con un especialista de élite

La campeona busca una solución definitiva a su talón de Aquiles con un cambio estratégico de último minuto.

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Coco Gauff trabajará con Gavin MacMillan antes del US Open.

En este deporte, he aprendido que los campeones no temen a los cambios; los abrazan cuando el progreso se estanca. Por eso, la decisión de Coco Gauff de despedir a uno de sus entrenadores en vísperas del Abierto de Estados Unidos y contratar a un especialista en saque –el mismo que transformó el juego de Aryna Sabalenka– es una jugada audaz, pero necesaria. Es una lección que solo la experiencia te enseña: a veces, para avanzar, debes estar dispuesto a soltar lastre, incluso a puertas de un Major.

“Sé que necesitaba hacer un cambio —un cambio técnico— y no quiero perder tiempo si sigo haciendo las cosas mal”, afirmó Gauff el viernes en Flushing Meadows, escenario de su primer título de Grand Slam en 2023. El último gran torneo del año comienza el domingo.

Esa urgencia por corregir los errores técnicos es un sentimiento que reconozco. He visto carreras prometedoras estancarse por la terquedad o el miedo a alterar la fórmula. “Sé dónde quiero ver mi juego en el futuro”, indicó la estadounidense de 21 años. “No voy a perder tiempo jugando de la manera que no quiero jugar”. Esa claridad mental, a su edad, es tan valiosa como un revés ganador.

Su apuesta recae en Gavin MacMillan, un gurú de la biomecánica acreditado por reconstruir el movimiento de servicio de Sabalenka en 2022. El resultado fue inmediato y tangible: al año siguiente, Sabalenka conquistó su primer campeonato importante y luego encadenó dos más, incluido el Abierto de Estados Unidos de 2024. Hoy, regresa a Nueva York como campeona defensora y número uno indiscutible, con el servicio como pilar de su éxito.

La desesperación de Sabalenka antes de trabajar con MacMillan resuena con cualquier jugador que haya luchado contra un aspecto de su juego. “Intenté literalmente todo, y nada me ayudaba a arreglar mi servicio. Fue el último paso antes de que dijera, ‘OK, adiós al tenis'”, relató. “En el momento en que comenzamos a trabajar, sentí, ‘OK, hay algo. Definitivamente tengo una mejor sensación’. Y simplemente confié en el proceso”. Esa confianza en el método y la repetición es la clave; no hay atajos para la maestría técnica.

Para Gauff, la estadística es despiadada: sus 320 dobles faltas esta temporada no solo lideran la WTA, sino que superan por más de 100 a la segunda peor en este rubro. Promedia 6,8 por partido, con picos alarmantes como las 23 en un duelo ante Danielle Collins en Montreal. Incluso en victorias, como su siguiente partido allí con 14, o en derrotas como la ante Jasmine Paolini en Cincinnati con 16, el problema persistía. En la defensa de su título en el US Open hace un año, 19 dobles faltas sellaron su eliminación en cuarta ronda ante Emma Navarro.

Este patrón llevó a reestructuraciones previas en su equipo, como la salida de Brad Gilbert y la incorporación de Matthew Daly, quien ahora también se va. Esto me recuerda que en el alto rendimiento, la búsqueda de la solución perfecta es un viaje, no un destino.

“Solo quiero mejorar. Estoy obsesionada con el proceso de mejorar. A veces, tal vez duele, porque me obsesiono demasiado con ello”, confesó Gauff. Esa obsesión, bien canalizada, es lo que separa a los buenos de los legendarios. “Siento que tengo un futuro claro donde me veo a mí misma y siento que estoy muy cerca. Creo que este aspecto del juego consolidará todo para mí”.

Desde mi experiencia, su camino refleja una verdad fundamental: el talento te lleva lejos, pero la voluntad de enfrentar tus debilidades de frente, con humildad y determinación, es lo que forja a una campeona. Todos observaremos si este cambio técnico de último minuto es el catalizador que consolide su enorme potencial.

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