El eterno vals de las despedidas y las ofertas en los Azulejos

Don Mattingly, ahora ex asesor de la banca, contempla su próximo retiro estratégico.

En un giro que nadie, absolutamente nadie, en el sagrado reino del béisbol pudo prever, el venerable Don Mattingly ha decidido abdicar de su trono como consejero principal de la banca de los Azulejos de Toronto. Este trascendental suceso ocurre justo después de que la organización, en un arrebato de audacia sin precedentes, confirmara que el Mánager John Schneider continuaría al mando en 2026. Una decisión tomada tras la heroica hazaña de quedarse a un suspiro del codiciado cetro de la Serie Mundial, un título que el club no besa desde los lejanos días de 1993, una época en la que internet era un rumor y los contratos millonarios un sueño húmedo.

Mientras tanto, en un guion tan original como un episodio de telenovela vespertina, la directiva ha realizado la Oferta Ritual obligatoria a su infielder libre, Bo Bichette. La suma de 22.025.000 dólares para 2026 fue presentada con la solemnidad de un tributo a un dios caprichoso, aunque todos los oráculos auguran que la deidad en cuestión la rechazará. “Ha sido importante. Estaremos en su mercado”, profirió el Gran Arquitecto del equipo, Ross Atkins, una frase que en el lenguaje de los mortales se traduce como “esperaremos a que otro equipo fije un precio estratosférico para luego lamentarnos por no haberlo igualado”.

Bichette, un campocorto dos veces elevado al Olimpo del Juego de Estrellas y antiguo monarca de los hits de la Liga Americana, sufrió una traicionera torsión en su rodilla izquierda durante un encuentro fortuito (o una colisión de trenes) con el receptor de los Yankees, Austin Wells. Este percance lo condenó a observar desde las sombras el final de la temporada regular y las primeras batallas de la postemporada. No obstante, en un acto de puro drama shakesperiano, regresó para la Serie Mundial contra los Dodgers, donde, con un jonrón de tres carreras en el épico séptimo juego, ofreció a su pueblo una esperanza que, como suele suceder en estas tragedias griegas, se desvaneció en la undécima entrada con un marcador final de 5-4 para el rival.

Mattingly, una leyenda viviente que se unió a la corte de los Azulejos tras la temporada 2022, ejerció primero como el sabio de la banca y luego, en un efímero destello de gloria, como coordinador ofensivo en 2024, solo para ser reconducido gentilmente a su puesto original. Atkins, maestro de la comunicación corporativa, explicó que la partida de Mattingly se debe a un anhelo superior de “pasar más tiempo con su familia”, el eufemismo universal para “huir de un barco que, aunque no se hunde, navega en círculos concéntricos”.

“Ha tenido un impacto significativo y siento que será duradero. Es algo con lo que tenemos que lidiar”, declaró Atkins, añadiendo con pericia: “Tenemos que encontrar una manera de seguir mejorando incluso cuando tenemos una pérdida significativa”. Una filosofía empresarial que consiste en celebrar las mejoras (20 victorias más desde 2024) mientras se gestionan las “pérdidas significativas” con la resignación de un filósofo estoico.

El elogio hacia Schneider fue tan enfático como predecible: “Schneider ha sido increíble. Es un líder claro… Realmente, realmente bueno en su trabajo”. Mientras la organización se frota las manos ante la estabilidad, el lanzador Shane Bieber ejerció su opción de 16 millones para 2026, y los veteranos Chris Bassitt y Max Scherzer, héroes del fatídico juego 7, se adentran ahora en el limbo de la agencia libre. El vals continúa: unos se van, otros llegan, las ofertas se hacen y se rechazan, y el título mundial sigue siendo el convidado de piedra en la fiesta de Toronto.

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