El Gran Circo Otoñal de la Religión Beisbolera
En un despliegue de fervor casi teológico, los Blue Jays de Toronto han proclamado el primer dogma de la edición 2025 del gran catecismo beisbolero, masacrando con once runes sagradas a los Dodgers de Los Ángeles en lo que los sumos sacerdotes del deporte denominan, con pomposa grandilocuencia, el Clásico de Otoño.
El Ritual del Sacrificio Monticular
El Rogers Centre, esa catedral de acero en la metrópoli canadiense donde los feligreses ofrendan su salario en cerveza y hot dogs, será testigo del segundo acto de esta comedia divina donde las deidades de la Liga Americana y la Liga Nacional se enfrentan en un duelo cosmológico. Los elegidos para el sacrificio ritual serán Kevin Gausman, un veterano de 34 monsoons que presume una efectividad de 2.00 como si fueran las tablas de la ley, frente al mesías japonés Yoshinobu Yamamoto, cuyo brazo divino promete redención a los angelinos.
Gausman, en su peregrinaje otoñal, ha acumulado 18 entradas de éxtasis con una docena de ponches que sus acólitos registran como milagros estadísticos. Mientras, Yamamoto —el samurái convertido en mercenario de las Grandes Ligas— ofrece sus 19.2 entradas de labor con 18 chocolates recetados como si fueran hostias consagradas en este sacramento beisbolero.
La Transmisión del Dogma a las Masas
El segundo capítulo de esta epopeya profana será transmitido mediante todos los mecanismos de adoctrinamiento moderno: la caja idiota de televisión abierta, los canales de paga que drenan los bolsillos de los creyentes, y las plataformas de streaming donde los fieles pueden consumir su dosis diaria de opio deportivo.
Dodgers vs Blue Jays: La gran batalla de corporaciones disfrazadas de equipos
· Fecha: sábado 25 de octubre (según el calendario de la religión dominante)
· Hora: 18:00 horas (cuando el sol se oculta sobre la razón)
· Transmisión: Imagen TV, ESPN, FOX, Disney+, Caliente.TV, MLB.TV — los evangelistas del espectáculo que convertirán tu pantalla en un altar portátil.
Así, entre estadísticas sacralizadas y contratos millonarios, las multitudes celebrarán con devoción fanática el circo que les distrae de los verdaderos juegos de poder, mientras los dueños de estas franquicias ríen camino al banco con las limosnas de los feligreses del deporte.
