El Guaje de Plata un trofeo único hecho a mano por artesanos

El ganador del Abierto Mexicano de Tenis no solo se lleva el título, sino también una joya que es puro arte. Sí, hablamos de el Guaje de Plata, ese trofeo que parece sacado de un museo pero que termina en las manos de un deportista. Desde 1993, TANE se ha encargado de crear este premio, y no es cualquier cosa: cada pieza es el resultado de más de 100 horas de trabajo artesanal. ¿Y por qué un guaje? Porque es un símbolo de Guerrero, el estado donde se lleva a cabo el torneo, y porque, según parece, esta planta está más presente en la vida de la gente que el Wi-Fi.

Pero no se trata solo de un guaje cualquiera. Aquí entra en juego la parte plástica y decorativa, porque Guerrero no solo es famoso por sus playas, sino también por su arte gráfico. Flores, formas y colores se mezclan en este trofeo, que es como un lienzo en 3D. Huitzi Marín, el gerente de diseño creativo de TANE, lo explica mejor: “Queríamos representar ese contexto del artesano, su manera de plasmar la vida en objetos a través de la laca, el policromado y el dibujo”. Básicamente, este trofeo es una obra de arte que puedes sostener en tus manos (y presumir en Instagram).

Con 800 gramos y 32 centímetros de altura (incluyendo la base), esta escultura pasa por las manos de un maestro artesano desde que se funde hasta que se cincela. Y aquí viene lo interesante: cada trofeo es único. No porque cambie el diseño base, sino porque cada artesano le da su toque personal. “No hay patrones definidos ni máquinas que lo graben. Es puro arte manual, así que cada pieza es diferente”, comenta Marín. Imagínate: es como si cada trofeo tuviera su propia personalidad, como si fuera un NFT, pero en la vida real.

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Y no creas que cualquiera puede hacerlo. El mismo artesano que comienza la pieza tiene que terminarla, porque cada golpe de cincel depende de su fuerza, su complexión y su experiencia. O sea, es como si cada trofeo llevara la huella digital de su creador. Así que, mientras el campeón levanta el trofeo, en algún lugar de Guerrero, un artesano sonríe sabiendo que su trabajo está en manos de alguien que, probablemente, no tiene idea de todo el esfuerzo que hay detrás. Pero bueno, así es la vida: tú te llevas el premio, y ellos se quedan con la satisfacción de haber creado algo único. Algo así como cuando subes un TikTok viral y nadie sabe cuántas tomas te costó.