El héroe de Chicago que hundió a los Cachorros con un golpe de ironía

En un giro digno de una tragicomedia shakesperiana, Jack Suwinski, nativo de Chicago, decidió que la mejor forma de honrar su ciudad natal era hundirla con un jonrón solitario en la novena entrada. La recta del venezolano Daniel Palencia (1-3) se convirtió en el instrumento de su traición gloriosa, enviando el esférico a las gradas del jardín izquierdo como si fuera un mensaje cifrado: Aquí no hay lealtades, solo béisbol.

Los Piratas, esos eternos parias del diamante, rompieron su racha de cinco derrotas con la elegancia de un pirata robando un caramelo a un niño. Mientras, los Cachorros —esa franquicia que colecciona esperanzas rotas— sumaron su cuarta caída en cinco juegos, demostrando que su estrategia de casi, pero no sigue intacta.

Destacó también Pete Crow-Armstrong, quien salió de su hibernación al bate para impulsar una carrera, solo para ser eliminado dos veces en las bases con la torpeza de un personaje de Dickens. Su intento de convertir un sencillo en doble fue tan patético como un político prometiendo transparencia.

Los Brewers de Milwaukee, líderes de la división, deben de reírse entre dientes mientras ven a los Cachorros tropezar. Matt Shaw al menos aportó un elevado de sacrificio, porque en tiempos de crisis, hasta el gesto más mínimo cuenta como heroísmo.

En el bando vencedor, el dominicano Dennis Santana (4-4) cerró el partido con la frialdad de un verdugo, mientras el novato Braxton Ashcraft fingió ser un lanzador competente durante cinco entradas. Por su parte, Colin Rea, de los Cachorros, cumplió con el guion: permitir lo justo para perder.

Y así, entre jonrones y metáforas involuntarias, el béisbol nos recordó que, en este circo, hasta los perdedores tienen su día de gloria… o al menos un titular sarcástico.