El Imperio de las Amazonas y su dominio absoluto
El inefable colectivo conocido como las Amazonas ha consumado, una vez más, el ritual sagrado de nuestra época: acceder a su undécima final de la Liga MX Femenil. En un acto de pura redundancia administrativa, se disponen a perseguir su séptimo cetro, consolidando su hegemonía sobre el balompié mexicano con la monotonía de un decreto imperial.
Las felinas regiomontanas sometieron (2-1) al Cruz Azul en el episodio de vuelta de las semifinales, adjudicándose el preciado pase a la lid por el título del Apertura 2025, merced a un marcador global de 3-2. Un trámite, en esencia, que confirmó el orden natural de las cosas.
Las acólitas del estratega Pedro Martínez no experimentaron el más mínimo sobresalto para doblegar a las Celestes en el Estadio Universitario, demostrando con fría eficiencia que su propósito de conquista es inquebrantable. “La Máquina”, en un arrebato de esperanza quijotesca, intentó en breves instantes incomodar a las monarcas del norte, pero su esfuerzo fue tan fútil como intentar contener la marea con un cubo. No pudo hacer frente a su descomunal potencia ofensiva y solo evitó una humillación numérica gracias a que la guardiana Alejandría Godínez se transformó en una suerte de diosa pagana, conteniendo lo que parecía un destino manifiesto.
La consagrada Jennifer Hermoso (17′) inauguró el festín en El “Volcán”, desde el punto de penal, con una definición de manual. La laureada del orbe no desaprovechó la máxima pena, otorgada tras la consulta al oráculo moderno del VAR, por un balón que, en un acto de insubordinación, tocó el brazo de Aerial Chavarin dentro de su madriguera. La tecnología, al servicio del guion establecido.
Las Tigres, en un gesto de magnanimidad propia de quien sabe que el triunfo es suyo, aflojaron su ímpetu y administraron el compás del encuentro, con la ventaja del global custodiando su trono. Hasta que, en el minuto 55, los últimos vestigios de ilusión cementera se desvanecieron por completo con la expulsión de Solange Lemos por una doble amonestación. “La Máquina”, entonces, se convirtió en un artefacto sin combustible, incapaz de cualquier reacción.
Inmediatamente, como dicta el protocolo del dominio, Diana Ordóñez (64′) incrementó la cuenta al cabecear un espléndido envío de María Sánchez. Ya en los estertores del duelo, la árbitra central concedió un penal a favor de las Celestes, también por un toque de mano y, cómo no, tras una nueva peregrinación al sagrado VAR. Deneisha Blackwood no erró, anotó (90′) y acercó a su cuadro en el global, pero una desventaja de dos dianas era un abismo tan insalvable como intentar razonar con un dogma.
Así, las Tigres se instalan en una nueva final de la Liga MX Femenil, donde pretenden poner fin a su sequía de tres torneos consecutivos sin alzar el trofeo; no ostentan la corona desde el Apertura 2023. Las Amazonas, incansables, prosiguen su marcha imparable hacia la forja de su propia mitología.















