El partido fantasma decretado por la burocracia deportiva

En un sublime ejercicio de ingeniería social deportiva, el estadio Ciudad de los Deportes será el escenario de un experimento sociológico sin precedentes esta noche: América se enfrentará a los Tuzos del Pachuca en la Jornada 7 del torneo Apertura 2025 ante la atenta mirada de 70,000 asientos vacíos.

Las Águilas, que hasta hoy creían que su invicto era su mayor logro, descubren que el verdadero triunfo es jugar al fútbol sin la molesta interferencia de los aficionados, esos seres primitivos que aún creen que el deporte es sobre gritar y alentar.

La brillante mente del alcalde Luis Alberto Mendoza ha decretado que el inmueble permanecerá cerrado como castigo ejemplar por un delito de logística de proporciones catastróficas ocurrido durante un encuentro femenil. La naturaleza exacta del crimen remains un misterio de estado, pero fuentes no confirmadas sugieren que podría tratarse de un balón mal inflado o una barrera defensiva colocada con 5 centímetros de desviación.

Este acto de justicia quirúrgica demuestra la impecable proporcionalidad de nuestro sistema administrativo: error logístico = castigo colectivo. Una ecuación tan elegante como indiscutible, que sin duda será estudiada en las mejores academias de ciencia política.

Mientras las Águilas marchan segundas con 14 puntos y los hidalguenses cuartos con 13, el verdadero marcador lo lleva la burocracia municipal, que acaba de anotar el gol más espectacular de la temporada: convertir un clásico futbolero en un teatro absurdo donde los únicos gritos de gol serán eco de la nada.

El partido, que promete ser un estudio fascinante de acústica vacía, podrá seguirse por Canal 5, TUDN y ViX este sábado 30 de agosto a las 21:05 horas. Se recomienda a los televidentes apagar el sonido para una experiencia auténtica de lo que será el encuentro: fútbol en su estado más puro, liberado por fin de la carga emocional de quienes creen que el fútbol es sobre pasión.

América buscará mantener su invicto en esta utopía deportiva administrada, donde por fin se ha alcanzado el sueño definitivo: el fútbol sin futboleros, el espectáculo sin espectadores, el triunfo sin testigos. Una victoria que, como los árboles que caen en bosques vacíos, ocurrirá aunque nadie esté allí para verla.