El penalti eterno de Chicharito encuentra su mural en un video de Sia

En un giro del destino tan absurdo como predecible, la carrera del exglorioso Javier “Chicharito” Hernández ha encontrado su monumento perfecto: no en un pedestal de campeonatos, sino plasmado en el fondo de un video musical de la enigmática cantante Sia. Mientras el delantero intentaba sepultar su último y trágico penalti en las playas del anonimato vacacional, el universo, en su infinita burla, decidió inmortalizar su estrepitoso fracaso en un mural que lo muestra en un arrebato pasional con el portero Iker Casillas. He aquí la consagración definitiva del futbolista moderno: cuando tu legado no lo define un balón en la red, sino un ósculo pixelado en un fondo viral.

¿Cómo se transforma un error deportivo en icono pop?

La maquinaria de la fama, esa fábrica de sinsentidos, opera con lógica implacable. Tras el silbido final que selló su patético desenlace en la Liga MX, Chicharito probablemente anhelaba el olvido. Pero en el circo mediático actual, la redención no se busca; se impone por algoritmos. Así, la aparición del jugador como decoración en el video de “Candy Cane Lane” no es una casualidad, sino una alegoría perfecta: el ídolo caído reducido a mero atrezzo, un elemento pintoresco que añade capas de misterio (y de memes) a la producción de una estrella del pop. El mensaje es claro: tu tragedia es nuestro entretenimiento.

El beso muralístico: ¿crítica social o simple provocación?

La obra del artista Alex Donis, que muestra el lúbrico encuentro entre el delantero y el guardameta, trasciende lo meramente futbolístico. Es un brillante ejercicio de sátira que expone las obsesiones y los tabúes de una sociedad que idolatra el músculo pero se escandaliza ante un gesto de afecto. Mientras las masas se indignan o se mofan por el penalti fallado, el mural plantea una pregunta más incómoda: ¿nos perturba más un error técnico o la subversión de la hipermasculinidad que hemos santificado en los estadios? La pieza, sin quererlo, se convierte en el juicio más agudo sobre la hipocresía del aficionado.

El veredicto final lo dictan los tuits

Como en cualquier tribunal posmoderno, la sentencia final no la emiten jueces, sino usuarios con seudónimo. La avalancha de comentarios burlones y de falsa indignación en redes sociales completa esta obra de arte total. La falta de respeto de la que muchos acusan al mural es, en realidad, el reflejo de la propia falta de respeto que el espectáculo deportivo profesa hacia sus héroes: se les eleva para tener el placer de derribarlos. Chicharito, al fin, ha logrado la unanimidad: es el hazmerreír que todos, absolutamente todos, necesitaban. Su penalti no falló; simplemente se transformó en el *click* perfecto para una era que prefiere el escándalo visual a la gloria atlética.

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