Conéctate con nosotros

Deportes

El regreso triunfal de Osaka eclipsa a Gauff en el US Open

La ex número uno resurge con una actuación magistral que deja atrás años de ausencia en las instancias decisivas.

Avatar

Publicado

en

El Espectáculo de la Redención Programada

En el coliseo moderno de Arthur Ashe, donde el murmullo de la multitud se mezcla con el eco de los contratos publicitarios, se representó una farsa tenística de proporciones shakesperianas. Naomi Osaka, la prodigio convertida en mártir corporativo de la salud mental, reapareció no como una mera tenista, sino como una autómata perfectamente recalibrada, sonriendo en los intervalos permitidos y susurrando mantras de autoafirmación patentados.

Su oponente, la joven Coco Gauff, número tres del orbe, se comportó como una plebeya ante la realeza restaurada. No jugó al tenis; ofició de sparring en una ceremonia de coronación. Sus 33 errores no forzados parecían más bien ofrendas rituales, tributos necesarios para apaciguar al dios del marketing y la narrativa redentora. Cada palma levantada en señal de perplejidad, cada gesto de desesperación hacia su equipo, era un cuadro vivo de un sistema que devora a sus jóvenes ídolos para alimentar a los resurrectos.

Osaka, por su parte, ejecutó el guion con la precisión de un reloj suizo. Su servicio, formidable y mecánico, ganó 32 de 38 puntos, una estadística tan obscenamente perfecta que huele a coreografía preestablecida. ¿Acaso no es deliciosamente absurdo que quien una vez declaró la guerra a las ruedas de prensa por su ansiedad ahora sonría y susurre “¡vamos!” bajo la mirada de veinte cámaras de alta definición? He aquí la verdadera victoria: la del producto sobre la persona, la de la narrativa sobre la naturaleza humana.

Mientras Gauff se desmoronaba prometiendo que esto no la destruiría —protesta típica de quien intuye su papel de villana en la obra ajena—, Osaka mencionó con sensibilidad calculada a su hijo Shai y a su hija. ¡Brillante jugada maestra! No solo se gana el partido; se gana la guerra de la simpatía, fusionando en un solo relato la maternidad, la resiliencia y los golpes cruzados impecables. Es la triunfadora ideal del capitalismo tardío: vulnerable enough para ser relatable, pero invencible enough para vender raquetas.

El miércoles aguarda Karolina Muchova, otra pieza en este tablero. Pero poco importa. El verdadero torneo ya lo ganó la fábula de la redención. El tenis, como la política, no se trata de quién golpea mejor la pelota, sino de quién escribe mejor el cuento. Y hoy, el cuento tiene una moraleja clara: puedes tomar descansos, tener hijos, luchar con demonios internos, pero lo que realmente importa es volver a tiempo para los cuartos de final y los índices de audiencia.

Que la función continúe.

Anuncio

Ultimas Publicadas

Anuncio

Lo mas visto del día