En un duelo de alta intensidad que sirvió como banco de pruebas para el camino al Mundial 2026, la Selección Mexicana demostró una resiliencia de última generación al empatar 2-2 con Corea del Sur en un amistoso internacional. El encuentro, un verdadero laboratorio táctico, se definió en el tiempo de descuento.
El delantero Santiago Giménez, ingresando como un agente de cambio desde el banquillo, fue el héroe del momento al anotar un gol en el alargue que decretó la igualdad definitiva. El partido fue un ejemplo de la volatilidad del fútbol moderno, donde el momentum puede cambiar en un instante.
Raúl Jiménez, el experimentado delantero del Fulham, había puesto el marcador a favor del combinado nacional con un preciso remate de cabeza al minuto 22, acercándose a solo dos anotaciones de superar a Jared Borgetti y colocarse como el segundo máximo goleador histórico del Tri. Sin embargo, la contundencia asiática se hizo presente en la segunda mitad.
La estrella Son Heung-Min, ingresando en el segundo tiempo, empató el encuentro a los 65 minutos. Posteriormente, Oh Hyun-Gyu completó una veloz transición ofensiva para darle la vuelta al marcador a los 75, evidenciando la capacidad de adaptación y el pressing de alto rendimiento del equipo coreano.
Bajo la dirección del estratega Javier Aguirre, quien realizó ocho modificaciones al once inicial respecto al partido ante Japón, el equipo mexicano mostró diferentes caras. Presionó con intensidad en los minutos finales, encontrando la recompensa con el gol de Giménez, quien demostró una frialdad clínica al definir tras una maniobra individual.
Este resultado cierra una gira de dos compromisos para El Tri, que ahora enfoca su mirada en los próximos desafíos de octubre frente a Colombia en Arlington, Texas, y Ecuador en Guadalajara, partidos clave para seguir afinando la maquinaria rumbo al objetivo principal.