Guillermo Ochoa lucha por encontrar club rumbo al Mundial 2026

En mis más de dos décadas cubriendo el mercado de pases, pocas situaciones me han parecido tan paradójicas como la de Guillermo Ochoa. El arquero mexicano, con cinco Copas del Mundo en sus espaldas, hoy libra una batalla silenciosa contra el reloj para asegurar su sexta participación en el torneo más importante del fútbol.

Recuerdo cuando, en 2014, su heroicidad ante Brasil lo catapultó al estrellato internacional. Hoy, sin embargo, el panorama es distinto. El rechazo de Mazatlán FC no es un hecho aislado; refleja una cruda realidad que he visto repetirse con otros veteranos: el mercado valora más la proyección que la experiencia.

Las declaraciones de Robert Dante Siboldi son reveladoras. “Es una gran figura”, dice, pero prioriza a sus jóvenes porteros. Este es un patrón que he observado en clubes medianos: prefieren arriesgarse con talento en desarrollo antes que invertir en nombres consagrados.

Su última aparición con el AVS de Portugal el 17 de mayo de 2025 dejó más dudas que certezas. En mi experiencia, cuando un jugador de su calibre queda libre tras un descenso, suele enfrentar un doble estigma: se cuestiona tanto su nivel como su capacidad de adaptación.

Lo que más me llama la atención es el contraste. Mientras en redes sociales los aficionados claman por su regreso, los directivos deportivos mantienen una frialdad calculada. He visto este guión antes con otros iconos: el valor mediático no siempre se traduce en oportunidades concretas.

Su caso me recuerda una lección que aprendí temprano en mi carrera: en el fútbol moderno, incluso las leyendas deben reinventarse constantemente. Ochoa tiene ante sí el desafío más difícil para cualquier deportista: demostrar que la clase no tiene fecha de caducidad.

ANUNCIATE CON NOSOTROS

Scroll al inicio