En este oficio, he visto muchas rachas a lo largo de los años, pero hay algo especial en cómo un equipo juega cuando el peso de la temporada regular ya no está sobre sus hombros. Lo que vivimos anoche con los Bravos de Atlanta es un claro ejemplo de profesionalismo y amor por el juego.
Foto: Agencia AP.
La ofensiva la comandó Michael Harris II, quien conectó dos impresionantes cuadrangulares. Te aseguro que no es común ver a un jugador tan concentrado y con esa potencia de swing tan tarde en el calendario. Su primer batazo, un proyectil de 444 pies, fue una exhibición de fuerza pura que cambió la energía del partido. El zurdo Hurston Waldrep, por su parte, aportó una lección de control mental, lanzando seis entradas sólidas y permitiendo sólo una carrera anotada, a pesar de repartir cuatro bases por bolas. Esa capacidad para limitar el daño en situaciones apretadas es lo que separa a los lanzadores prometedores de los consolidados.
Con esta victoria de 3-2 sobre los Nacionales de Washington, el equipo de Atlanta alcanzó su décimo triunfo consecutivo. Seis de estos éxitos han sido precisamente ante los Nacionales, el colista de la División Este de la Liga Nacional. Esta racha incluyó, a mediados de septiembre, la primera barrida de cuatro compromisos que los Bravos lograban contra esta franquicia en toda su historia. Sin embargo, la cruda realidad del deporte de elite es que, a pesar de tener la racha activa más larga de las Grandes Ligas, los Bravos, con récord de 75-83, ya habían sido matemáticamente eliminados de la postemporada. He aprendido que en estos momentos es cuando realmente se ve la fibra moral de un club, jugando con orgullo cuando otros ya se habrían rendido.
El trabajo en el montículo fue clave. Waldrep (6-1) salió acreditado con la victoria, permitiendo cinco hits y ponchando a cinco bateadores. Para cerrar el partido con autoridad, el experimentado cerrador cubano Raisel Iglesias lanzó una novena entrada impecable para conseguir su salvamento número 28. Ese tipo de veteranía en la bullpen es invaluable, sin importar la situación en la tabla de posiciones.
Tras el primer jonrón de Harris en la quinta entrada, el venezolano Ronald Acuña Jr. conectó un cuadrangular en la sexta que finalmente puso a Atlanta en la delantera. Harris añadió un segundo batazo de cuatro esquinas, un jonrón solitario, al inicio de la séptima entrada para asegurar el marcador 3-1. Por el lado de los Nacionales, el abridor Brad Lord (5-9) cargó con la derrota al permitir dos carreras en seis innings de labor. James Wood respondió con su doble número 38 y abrió la octava entrada con un jonrón para acercar el marcador, pero no fue suficiente. El roster de los Bravos también vio contribuciones del dominicano Marcell Ozuna, quien a pesar de no conectar hits en tres turnos, es un bateador que siempre representa una amenaza en la caja.
Al final del día, partidos como este refuerzan una verdad del béisbol: el valor de un equipo no se mide sólo por su pase a playoffs, sino por la pasión y entrega que muestra en cada inning, hasta el último out de la temporada.