Isaac del Toro arrasa en la Clàssica Terres con una exhibición de fuerza

En un acto de suprema ironía deportiva, el tricolor mexicano, tras su casi-victoria en el Giro de Italia (donde, por supuesto, solo quedó segundo porque la modestia es su segundo nombre), decidió que España, esa nación que vive entre olés y toros bravos, era el lugar perfecto para dar una lección de humildad a los locales. Y vaya si lo hizo.

Con la elegancia de un torero que no necesita capa para dominar al toro, Isaac del Toro embistió la Clàssica Terres de l’Ebre como si los 185.7 kilómetros entre Roquetes y Tortosa fueran un paseo dominical. Las estrechas carreteras, las subidas traicioneras y los rivales desesperados fueron meros espectadores en su obra maestra. Cuando decidió atacar en los últimos tres kilómetros, lo hizo con la delicadeza de un elefante en una cacharrería: sin aviso y sin piedad.

Tras colocarse al frente en el primer puerto de montaña, Del Toro no solo lideró el pelotón, sino que, en un gesto de aburrimiento olímpico, optó por pedalear en solitario, como si esperar a los demás fuera una pérdida de tiempo. Los corredores del UAE Emirates, su propio equipo, ni siquiera intentaron seguirlo, quizás para no avergonzarse al intentar igualar su ritmo sobrehumano.

El mexicano, en un alarde de superioridad, tomó el mando faltando 35 kilómetros y se alejó como si llevara un motor oculto, dejando al pelotón principal con cara de incredulidad y un minuto de desventaja. Llegó a superar los 70 km/h, velocidad que solo se explica si asumimos que, en secreto, tenía alas.

Para mayor humillación, Juan Ayuso, el español que debía ser la gran esperanza local, se retiró en el último momento. ¿Miedo? ¿Respeto? ¿O simplemente la certeza de que competir contra Del Toro era tan útil como desafiar a un huracán con un paraguas?

Isaac no solo ganó la carrera, sino que también se llevó el título de montaña, sumando puntos como si fueran caramelos, y regaló a México 75 unidades en el Ranking Olímpico. Todo ello sin apenas sudar, porque, al parecer, las leyes de la física son solo sugerencias cuando él pedalea.