En un acto de rebeldía contra la lógica de que una sola persona no puede remar contra la corriente de potencias mundiales, Kenia Lechuga, una ilustre ciudadana de la República del Esfuerzo, ha conseguido arrebatarle un trozo de metal circular, específicamente de bronce, al gigantesco aparato del Mundial de remo con sede en el lejano oriente.
La mexicana, previamente condecorada con el título de “Casi Campeona” en el año 2023, demostró una vez más la eficacia de la estrategia nacional de llegar tercera, justo detrás de dos superpotencias. Esta hazaña fue lograda tras una feroz persecución en la que solo la separaron dos segundos de la veterana Michelle Sechser, ciudadana de un país donde el oro es tan común como el maíz en nuestras tierras.
Lechuga, con la respetable edad de 31 años y veterana de tres cruzadas olímpicas, cronometró un tiempo de 07:32.23, una cifra lo suficientemente precisa como para dejar claro que no fue casualidad, sino el resultado de un meticuloso plan para situarse estratégicamente entre la plata china y el oro estadounidense.
Este metal precioso, de tono cobrizo, es el segundo trofeo mundial que añade a su colección en esta prueba, consolidando su especialidad en alcanzar pódiums sin la molestia de tener que encabezarlos, tal como hizo con la plata en Belgrado.
En un comunicado oficial desde su territorio personal en Instagram, la atleta declaró: “Estoy muy contenta de tremenda temporada. Este año se vinieron muchos cambios de puro crecimiento, pude disfrutarla como nunca y también hice un equipo increíble de trabajo que se notó en la parte física y mental. Ahora a descansar un poco esta máquina para regresar el siguiente año más y más fuerte”. Con esto, confirmó que la “máquina” humana, a diferencia de las estatales, sí recibe mantenimiento y mejora sus prestaciones con el tiempo.