La organización de los Cachorros de Chicago confirmó este lunes la noticia que muchos en el mundo del béisbol anticipaban: el lanzador derecho Kyle Hendricks, pieza clave en la conquista de la Serie Mundial de 2016, anuncia su retiro definitivo del béisbol de Grandes Ligas. Pero, ¿qué se esconde detrás de la decisión de un atleta que desafió las convenciones modernas?
Con 35 años a cuestas, Hendricks cierra un capítulo con un récord de por vida de 105-91 y una efectividad de 3.79, acumulados a lo largo de doce campañas, once con los Cubs y una final con los Angelinos de Los Ángeles. Sin embargo, las estadísticas frías no logran capturar la esencia de su impacto. La pregunta que surge es: ¿cómo un lanzador sin una bola rápida abrumadora se convirtió en una leyenda en Wrigley Field?
La respuesta yace en 2016, un año mítico. Hendricks no solo fue seleccionado para el Juego de Estrellas, sino que culminó la temporada con un récord de 16-8 y una minúscula efectividad de 2.13, la más baja de todo el circuito. Su actuación en la postemporada fue meticulosa: en la Serie Mundial contra Cleveland, lanzó con una serenidad que desarmó a la ofensiva rival, siendo una pieza fundamental, aunque poco ruidosa, en la victoria final que quebró una sequía de 108 años.
En una declaración oficial, Tom Ricketts, presidente del equipo, se refirió a él como “uno de los mejores lanzadores en la historia de la franquicia”. Ricketts afirmó: “No habríamos ganado la Serie Mundial sin su increíble temporada de 2016… El Profesor siempre estaba tranquilo, sereno y compuesto en el montículo”. Este apodo, “El Profesor”, no era un mero cliché. Nacido de su paso por la Universidad de Dartmouth y su enfoque cerebral del juego, Hendricks representó una anomalía en una era obsesionada con la velocidad. Su arsenal, dependiente de un cambio de velocidad devastador y un sinker con movimiento, era su tesis doctoral contra el poder bruto.
La investigación sobre su carrera revela una transacción que pasó desapercibida en su momento pero que resultó fundamental. Los Cachorros lo adquirieron de los Rangers de Texas en la fecha límite de intercambios de 2012, a cambio del veterano Ryan Dempster. Dos años después, Hendricks debutaba en las Mayores, iniciando un viaje que lo llevaría a 270 aperturas con Chicago, forjando un legado de consistencia e inteligencia táctica.
Su etapa final con los Angelinos, con un contrato de un año por 2.5 millones de dólares y un récord de 8-10 con una efectividad de 4.76, incluyó una simbólica derrota ante su antiguo equipo en agosto. Este último acto plantea una reflexión final: en un deporte cada vez más dominado por la data y la potencia, el retiro de Hendricks marca el fin de una era para un tipo específico de artista del montículo. Su legado perdura no en los radares de velocidad, sino en el libro de actas de un campeonato histórico, demostrando que la precisión y la mente pueden, a veces, vencer a la fuerza más pura.



















