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La batalla real entre Stallone y Hogan que casi paraliza el rodaje de Rocky III

La épica pelea que dejó lesiones reales y reveló la fuerza descontrolada de una leyenda de la lucha libre.

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La batalla real entre Stallone y Hogan que casi paraliza el rodaje de Rocky III

Rocky Balboa (encarnado por Sylvester Stallone) se midió a Thunderlips, un personaje interpretado por el icónico Hulk Hogan.

En Rocky III (1982), la franquicia abandonó el drama social para abrazar el espectáculo. Pero nadie esperaba que la ficción se tornara tan real: la escena de lucha contra Hulk Hogan —fallecido esta semana— se convirtió en un combate auténtico donde el método de actuación rozó lo temerario.

Stallone, obsesionado con el realismo, rechazó dobles y recibió golpes genuinos del coloso de 140 kg. Los resultados fueron lesiones documentadas: fracturas, extras hospitalizados y un relato que cuestiona los límites del cine. ¿Fue un exceso de compromiso o una metáfora de la industria? Rocky, el antihéroe que humaniza el éxito, aquí enfrentó su versión más cruda: la máquina de entretenimiento.

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La anécdota revela paradojas: Hogan, leyenda de la WWE, aplicó llaves profesionales que Stallone —sin entrenamiento en lucha— absorbió literalmente. El momento donde Hogan lo lanza sobre el público (con tres espectadores lesionados) expone el absurdo de glorificar la violencia simulada. ¿Era necesario? Stallone lo defendió como “arte”, pero hoy invita a reflexionar sobre el costo humano del cine blockbuster.

Tras la campana final, ambos celebraron el empate ficticio. Pero tras bambalinas, el actor pasó meses recuperándose. Hogan admitió décadas después: “Le rompí la clavícula. Fue un monstruo al aguantar”. Esta historia, más que una curiosidad, es un manifiesto involuntario: cuando el espectáculo devora la realidad, solo los verdaderos gladiadores sobreviven.

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