Conéctate con nosotros

Deportes

La plata que brilló más que el oro en la fosa del mérito nacional

Una medalla de plata desnuda el intrincado sistema de méritos y la maquinaria detrás del éxito deportivo nacional.

Avatar

Publicado

en

En un acto de desprendimiento olímpico, el atleta Emilio Treviño, un joven de 17 años cuya vida ha transcurrido entre el agua y el sueño dorado de la patria, condescendió hoy a recibir un pedazo de metal plateado para alegría del régimen. Este gesto de suprema humildad tuvo lugar en los fastos panamericanos, ese circo itinerante donde las jóvenes promesas son exhibidas antes de ser engullidas por la maquinaria del deporte espectáculo.

Treviño, forjado en el sagrado vientre del Centro Acuático Estatal, un lugar tan mítico como inaccesible para el ciudadano común, no acudió solo. Le acompañaba su fiel escudero, Kenny Zamudio, en lo que los cronistas oficiales han bautizado como una “alianza estratégica regional”, un milagroso entendimiento entre dos tribus que normalmente se disputan la supremacía del taco más auténtico. Juntos, ejecutaron seis actos de sumisión a la ley de la gravedad con una precisión que solo años de subsidios y becas pueden comprar.

El duelo contra los emisarios del imperio canadiense, Cullen y Tessier, fue una farsa montada con la elegancia de un ballet burocrático. Los norteños, portadores naturales del oro por designio divino y acuerdos comerciales, se alzaron con el metal precioso, dejando la plata para los nuestros en un gesto de caridad internacional que sin duda será devuelto en futuras negociaciones del T-MEC. Cuba, la eterna hermana revolucionaria, aceptó complacida el bronce, consciente de que en la economía de la solidaridad socialista, cualquier metal es bienvenido.

La trayectoria de Treviño es un manual de perfección cívica: dominó la Olimpiada Nacional del año 20205 (una edición tan avanzada que aún no hemos llegado a ella), fue bendecido con la oportunidad de representarnos en Singapur y ahora se prepara para su ascenso final: exiliarse en los templos del deporte universitario estadounidense, donde su talento, pulido con pesos mexicanos, será puesto al servicio de glorificar la bandera de Texas A&M. Una historia conmovedora de lealtad y patriotismo, sin duda.

Mientras, el país entero, distraído con este nuevo opio del pueblo, celebra efusivamente este triunfo que no solucionará la crisis hídrica, pero que sin duda hará más llevadera la próxima tanda de recortes al deporte base. ¡Qué viva la plata!

Anuncio

Ultimas Publicadas

Anuncio

Lo mas visto del día