Tras un día marcado por el caos técnico y un torrente de quejas en redes sociales, la plataforma Fanki abrió finalmente, este jueves, la ansiada preventa exclusiva para el encuentro amistoso entre las selecciones de México y Portugal. El partido, programado para el 28 de marzo de 2026, no es un simple amistoso: representa el bautizo oficial del remodelado Estadio Azteca de cara a la Copa Mundial de la FIFA 2026 y la posible despedida en suelo azteca de una leyenda como Cristiano Ronaldo. La expectativa, por tanto, era un volcán a punto de eruptar.
Pero, ¿qué sucedió realmente tras el clic de compra? Nuestra investigación revela una secuencia de eventos que va más allá de la simple “alta demanda”. Desde el amanecer, miles de aficionados ingresaron a una fila virtual que, según múltiples testimonios recopilados, avanzaba con una lentitud exasperante. Pantallas congeladas, errores de sistema y tiempos de espera que se extendían indefinidamente fueron la común denominadora.
La pregunta incómoda surge de inmediato: ¿Fue esto solo un problema de capacidad o hay elementos que no cuadran? En menos de 60 minutos, la plataforma emitió un comunicado contundente: “Estimadísima afición de la Selección Mexicana: ¡La Preventa Banorte se agotó! Gracias por demostrar, una vez más, que su pasión no tiene límites”. El mensaje, lejos de calmar los ánimos, avivó la indignación. Las redes sociales se inundaron de capturas de pantalla y testimonios de usuarios que, tras horas de intento, se encontraron con la notificación del agotado sin haber logrado siquiera acceder a la selección de asientos.
La narrativa oficial habla de un éxito rotundo, de pasión desbordada. Sin embargo, al escarbar en los testimonios y conectar los puntos, emerge otra capa de la historia. La molestia no se dirige solo hacia la escasez, sino hacia la opacidad del proceso. ¿Cómo es posible que se agoten decenas de miles de entradas en un lapso tan breve, mientras cientos reportaban fallas técnicas insalvables? ¿Dónde está la línea que separa la alta demanda genuina de posibles fallas estructurales en la gestión de la venta?
La promesa de una venta general este sábado 13 de diciembre, que anticipa una avalancha superior a los 230 mil usuarios interesados, no disipa las dudas; las amplía. La experiencia de la preventa deja un regusto amargo y un precedente preocupante para futuros eventos de similar magnitud. La revelación final no es solo que los boletos se agotaron, sino que el sistema diseñado para distribuirlos ha quedado bajo una lupa de escepticismo. La verdadera prueba para el renovado Estadio Azteca, al parecer, comenzó en los servidores digitales, mucho antes de que el primer balón ruede en su césped.













