Conéctate con nosotros

Deportes

Las Águilas devoran a las Chivas en otro episodio de la eterna tragicomedia futbolera

Las Águilas escriben otro capítulo de dominio sobre su eterno rival, mientras el Rebaño vuelve a casa con las manos vacías.

Avatar

Publicado

en

Las Águilas devoran a las Chivas en otro episodio de la eterna tragicomedia futbolera

En un espectáculo que combinó el ballet clásico con la cacería de patos, las Águilas del América demostraron una vez más por qué son las dueñas del circo llamado “Clásico Nacional Femenil”. Mientras sus rivales, las Chivas, practicaban lo que solo puede describirse como performance art titulada “Buscamos el balón (y nuestro orgullo) en la cancha”, las azulcremas ofrecieron un taller práctico de cómo humillar a un icono popular.

El sueño de la tercera estrella –ese Santo Grial que justifica presupuestos millonarios y crisis existenciales– sigue vivo, aunque sea para mantener ocupados a los comentaristas deportivos entre comerciales de cerveza. Kiana Palacios y Montserrat Saldívar, en un acto de cruel eficiencia, anotaron los goles que certificaron lo que todos sabían desde el minuto uno: las Chivas son ese personaje secundario que muere en el primer capítulo para darle emoción a la trama.

Las rojiblancas, fieles a su tradición, cumplieron su rol en esta comedia repetitiva: aparecieron, sonrieron para las cámaras y luego se esfumaron como los subsidios a la cultura. Octava vez eliminadas por su némesis, octava vez prometiendo “la revancha será distinta”. Hasta el más devoto aficionado empezará a sospechar que esto no es rivalidad, sino un programa de televisión donde siempre ganan los mismos.

Anuncio

El primer tiempo fue un homenaje al teatro del absurdo: todos corrían, nadie sabía por qué. Hasta que Palacios, en un momento de lucidez, recordó que el objetivo era meter el balón en la red y no en la fila de snacks. Su gol fue tan contundente como la indiferencia de las Chivas, que parecían más interesadas en calcular cuánto falta para el camión de vuelta a Guadalajara.

El estadio, abarrotado de fanáticos que pagaron por ver sangre simbólica, rugió como si hubieran descubierto que el neoliberalismo tiene fallas. Mientras, Alicia Cervantes intentó –sin éxito– convencer a su equipo de que el partido era de fútbol y no de escondidas. Villacampa, estratega de las Águilas, se limitó a tomar notas para su próximo libro: Cómo ganar sin despeinarse (y cobrar en dólares).

Saldívar, en un guiño irónico, celebró su gol imitando a Cristiano Ronaldo, porque nada dice “futbol femenino mexicano” como copiar los gestos de un hombre portugués. Las Chivas, por su parte, celebraron no haber perdido 5-0, lo que en su manual cuenta como “avance táctico”.

Anuncio

Así concluye el noveno capítulo de esta telenovela donde el América sigue siendo el villano que todos aman odiar, y las Chivas, esa protagonista que llora en el baño pero vuelve al siguiente capítulo con más rimel. Ahora, las Águilas esperan a su próximo contrincante: Monterrey o Pachuca, dos equipos que –secretamente– prefieren no ser el siguiente sacrificio ritual.

Anuncio

Lo mas visto del día