Los Astros rompen un tabú de 16 años en el Dodger Stadium
¿Qué ocurre cuando tres continentes convergen en el home plate? Christian Walker, Yainer Díaz (República Dominicana) y José Altuve (Venezuela) respondieron con explosividad, transformando el diamante en un mapa global de poder ofensivo. Mientras Ryan Gusto tejía una red de lanzamientos inteligentes (6 IP, 1 ER), el bullpen convirtió el juego en un laboratorio de eficiencia: Sousa, King y Bryan Abreu (República Dominicana) firmaron entradas perfectas, demostrando que el béisbol moderno premia la precisión sobre la fuerza bruta.
El momento disruptivo llegó en la sexta entrada: Zack Short, el noveno bate, desarmó la lógica convencional al forzar una base por bolas con las bases llenas tras una épica batalla de 8 lanzamientos. Esta jugada, aparentemente menor, encapsula la filosofía Astros: convertir la presión en oportunidades, incluso cuando las estadísticas favorecen al rival.
Mientras los Dodgers veían cómo sus estrellas (Ohtani, Betts, Freeman y el cubano Andy Pages) quedaban contenidas en apenas dos hits combinados, Houston escribía un nuevo capítulo táctico. ¿Podría esta victoria simbolizar un cambio de paradigma? Con aportes de México (Isaac Paredes) y Honduras (Mauricio Dubón), el equipo demostró que la diversidad geográfica es el nuevo combustible del béisbol de élite.
Emmet Sheehan (5 IP, 1 ER) fue víctima de una lección estratégica: en la era de los jonrones, a veces las pequeñas victorias -como ese walk decisivo- construyen monumentos históricos. Houston no solo barrió a Los Ángeles; reimaginó lo posible en un estadio donde llevaban 16 años sin lograrlo.
