Los Dodgers conquistan la Serie Mundial y afianzan su dinastía

Los Ángeles escribe una nueva página de gloria en el béisbol

En el instante del contacto con el esférico, Alejandro Kirk visualizó el desenlace. Su carrera a primera base fue un mero trámite, una rola del receptor mexicano para doble play que coronó a los Dodgers de Los Ángeles con el bicampeonato de las Grandes Ligas.

La escuadra californiana arribó a territorio canadiense sin margen para el fallo, forzada a conseguir dos triunfos como visitante para convertirse en el primer conjunto en revalidar el título en el Big Show desde el cambio de milenio. Y lo consiguió.

El pilar de su hazaña fue el brazo sobrenatural de Yoshinobu Yamamoto, la única descripción posible para la gesta del lanzador japonés. Si bien el catcher Will Smith conectó el jonrón que otorgó la ventaja definitiva en el séptimo juego del Clásico de Otoño (5-4), Yamamoto fue quien ejerció una dominación absoluta en el Rogers Centre.

El equipo angelino obtuvo tres de sus cuatro victorias en suelo canadiense, todas con el pitcher nipón en rol protagónico. Las dos primeras como abridor, la decisiva como relevista, apenas un día después de realizar 93 lanzamientos para mantener con vida a la franquicia.

Este noveno título en los anales de la organización, el tercero en los últimos seis años, consolida su transformación: han dejado atrás la era de las promesas incumplidas para erigirse en el nuevo paradigma de excelencia en las Ligas Mayores. Con una cartera abierta y una visión disruptiva, los Dodgers empatan en campeonatos a Athletics y Red Sox, acercándose a los Cardinals, sublíderes históricos. Aquí habita un linaje contemporáneo.

Tensión y protocolo en el duelo decisivo

Bancas vaciadas tras un lanzamiento de Wrobleski a Giménez

El sábado, durante el séptimo encuentro de la Serie Mundial, la tensión alcanzó su clímax cuando el lanzador zurdo de los Dodgers, Justin Wrobleski, impactó con un envío de 96.4 mph la mano derecha del campocorto venezolano de los Azulejos, Andrés Giménez.

Tras dos rectas previas dirigidas al interior del bateador, el lanzamiento del cuarto inning desató la confrontación. Giménez extendió los brazos en señal de protesta, mientras el umpire Jordan Baker se interpuso como barrera entre el bateador y el montículo. Wrobleski avanzó hacia el plato con las manos en alto, en un intercambio verbal con el infielder mientras este se dirigía a primera base.

Tras el retorno de los jugadores a sus respectivas áreas, los árbitros deliberaron brevemente. El jefe de equipo, Mark Wegner, emitió una advertencia formal para ambos dugouts. La reanudación del juego llegó después de una pausa de cuatro minutos que encapsuló la intensidad de una final que ya es historia.

Conquistan Dodgers la serie mundial ¡Bicampeones!

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