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Los secretos finales para conquistar el Maratón de la CDMX

Los expertos revelan la estrategia clave que todo maratonista debe aplicar en la semana previa a la prueba. El éxito no solo depende del entrenamiento.

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Con el Maratón de la Ciudad de México a la vuelta de la esquina, una investigación profunda revela que el éxito no se juega únicamente en los 42 kilómetros del próximo domingo, sino en los detalles críticos de esta última semana. ¿Están realmente los miles de inscritos preparados para lo que viene después de meses de exigente preparación?

Fuentes especializadas en medicina deportiva y entrenamiento de alto rendimiento, consultadas para este reportaje, son enfáticas: el trabajo duro ya está hecho. Los kilómetros acumulados durante las mínimas 16 semanas de preparación, incluyendo carreras progresivas de 10K y medios maratones, conforman un capital físico que ahora es intocable. Intentar sumar más esfuerzo en estos momentos finales, advierten, no es una estrategia, sino un pasaporte directo hacia las lesiones. La pregunta que surge es: ¿cuántos corredores, impulsados por la ansiedad, cometerán ese error fatal?

La indagación periodística identifica que el enfoque debe virar radicalmente hacia un triángulo de oro: descanso, hidratación y nutrición. Estos pilares, a menudo subestimados en los relatos convencionales, emergen como los verdaderos diferenciadores entre simplemente terminar y hacerlo con bienestar. Testimonios de corredores experimentados que han vivido la dura experiencia del “muro” confirman que una hidratación mal planificada o una noche de sueño pobre pueden arruinar meses de disciplina.

Pero más allá de lo físico, este reportaje descubre que la batalla final se libra en la mente. La narrativa establecida suele centrarse en los tiempos y las marcas personales. Sin embargo, la información recabada de psicólogos del deporte sugiere un cambio de paradigma: el objetivo primordial en estos instantes debe ser la concentración en dos metas incuestionables. La primera, cruzar la línea de meta en el Zócalo, sin importar el cronómetro. La segunda, y quizás la más reveladora, recuperar la esencia del porqué empezaron: divertirse en el recorrido que parte del Estadio Olímpico Universitario.

La conclusión de esta investigación es clara: el maratón ya comenzó. No en el asfalto, sino en las decisiones silenciosas de cada corredor esta semana. Quienes ignoren estos detalles aparentemente menores, se arriesgan a una sorpresa mayúscula el día de la carrera. Quienes los afinen, descubrirán que la mayor victoria no es contra el reloj, sino contra uno mismo.

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