Con la experiencia de quien ha vivido clásicos bajo presión, Luis Ángel Malagón no duda en definir el próximo choque contra Estados Unidos como una batalla sin cuartel. “En estos partidos, la técnica importa, pero el corazón decide”, confiesa el guardameta, recordando lecciones clave de su trayectoria en el Club América, donde aprendió que los duelos continentales se ganan con mentalidad y garra.
Tras el ajustado triunfo ante Honduras, el portero destacó la evolución colectiva del equipo: “Hemos madurado partido a partido. Hoy, cualquier rival en Concacaf exige máximo nivel”. Su reflexión va más allá del deporte: “Los días de concentración son duros, pero cuando ves a la afición vibrar, comprendes el privilegio de representar a tu país”.
Con miras al Mundial 2026, Malagón enfatiza la importancia simbólica de esta final: “Defender nuestra corona no es solo un partido; es dejar claro que México sigue escribiendo su historia“. Un mensaje que mezcla humildad y determinación, sellos de un arquero que conoce el peso de la camiseta verde.
