Manny Pacquiao busca revivir su gloria ante el campeón Barrios

Manny Pacquiao y Mario Barrios posan en una conferencia de prensa previa al combate.

LAS VEGAS — En el mundo del boxeo, pocos nombres resuenan como el de Manny Pacquiao. Tras casi cuatro años alejado de los reflectores, el icónico púgil filipino regresa al cuadrilátero este sábado para enfrentar al vigente campeón welter del CMB, Mario Barrios. Pero más allá del simple retorno, esta pelea plantea una pregunta que solo el tiempo responderá: ¿sigue siendo el Pacman de antaño?

Con 46 años y un legado que incluye 12 títulos mundiales en ocho divisiones, Pacquiao no tiene nada que demostrar… excepto a sí mismo. “La disciplina sigue intacta”, confiesa el ex campeón, cuyo último triunfo data de 2019 contra Keith Thurman. Durante mis años cubriendo el deporte, he visto cómo los grandes se aferran a esa llama competitiva incluso cuando el cuerpo pide tregua. Pacquiao, sin embargo, insiste en que su preparación ha sido tan intensa como en sus años dorados.

Frente a él estará Barrios, un texano de 30 años con hambre de consolidarse. Las casas de apuestas lo favorecen (-275), pero en el boxeo —como aprendí tras décadas en ringside— las estadísticas a menudo palidecen ante la experiencia. “Manny es único”, admite el campeón, reconociendo el desafío que supone enfrentar a una leyenda. Recuerdo cuando un joven Pacquiao derrotó a veteranos que subestimaron su ferocidad; ahora los roles se invierten.

Lo inusual de este duelo es el mutuo respeto entre los contrincantes, algo raro en peleas de esta magnitud. Durante la conferencia de prensa, compartieron bromas en lugar de provocaciones. “El respeto no quita combate”, advierte Barrios, y tiene razón: en 2008, presencié cómo Pacquiao y Juan Manuel Márquez libraron una guerra épica tras meses de elogios públicos.

El combate coestelar no desmerece atención: Sebastian Fundora y Tim Tszyu reeditarán su duelo de marzo, donde Fundora arrebató el título superwelter en una polémica decisión. La OMB lo despojó del cinturón por evitar a Xander Zayas, pero como suele pasar en este deporte, las revanchas venden más que los mandatorios.

Mientras Las Vegas se prepara para otra noche de gloria pugilística, una lección queda clara: en el boxeo, como en la vida, los regresos nunca son simples repeticiones del pasado. Pacquiao no busca solo un cinturón; busca reescribir su propia leyenda. Y eso, amigos, es lo que hace grande a este deporte.