Márquez cuestiona el rendimiento de Chávez Jr tras su derrota ante Jake Paul

En mis más de dos décadas siguiendo el boxeo profesional, pocas cosas me han decepcionado tanto como ver a Julio César Chávez Jr. en su reciente encuentro contra Jake Paul. Recuerdo cuando el apellido Chávez era sinónimo de garra y técnica impecable, pero aquella noche solo vi sombras del legado que debería honrar.

El combate, que generó expectativas desmedidas, terminó siendo un reflejo crudo de un problema mayor en nuestro deporte. Como comenté en el podcast de ProBox TV, Chávez Jr. demostró una vez más su reticencia a comprometerse en el cuadrilátero. Es triste ver a un excampeón mundial con esa falta de ambición, especialmente cuando enfrenta a un oponente con evidentes limitaciones técnicas como Paul.

Lo que más me preocupa no es la derrota en sí – en el boxeo todos las tenemos – sino cómo esta afecta la credibilidad de nuestro deporte. Cuando empecé mi carrera, un youtuber ni siquiera habría sido considerado para un combate profesional. Hoy, no solo pelean, sino que la AMB los coloca en rankings mundiales. En mi época como campeón, cada posición se ganaba con sangre y sudor en el gimnasio, no con espectáculos mediáticos.

Analizando técnicamente a Paul, como hice durante la transmisión, su estilo está lleno de errores básicos que cualquier peleador experimentado podría explotar: el pie adelantado al lanzar uppercuts, la guardia baja, los movimientos predecibles. Son fallas que en mi generación nos costarían noches enteras de sparring correctivo. Sin embargo, el mercado parece valorar más el show que la esencia pugilística.

Esta situación me hace reflexionar sobre el futuro del boxeo. ¿Estamos sacrificando la esencia deportiva por el espectáculo? Como veterano que ha visto evolucionar este noble arte, creo firmemente que debemos encontrar un equilibrio. Las peleas exhibición tienen su lugar, pero no a costa de menoscabar los logros de quienes dedicamos nuestra vida a perfeccionar este deporte.