El Tri Sub-17 Teje una Gestión Histórica en Qatar
Con una exhibición de temple y coraje que desafió toda lógica, la Selección Mexicana Sub-17 ejecutó una de las mayores proezas en la historia del fútbol juvenil. Frente a un gigante como Argentina, el Tricolor no solo compitió; reescribió el guion predestinado en un duelo épico que se definió desde el punto penal, sellando su pase a cuartos de final con un triunfo que resonará por años.
¿Qué sucede cuando la jerarquía establecida se disuelve ante la determinación de un equipo que se niega a aceptar su papel de invitado? México, llegado a esta instancia como el peor tercer lugar, desplegó un partido magistral de inteligencia táctica y fortaleza mental, anulando la supuesta ventaja de una Albiceleste que había dominado la fase inicial.
Bajo la batuta del estratega Carlos Cariño, el cuadro mexicano demostró que en el fútbol moderno, el talento individual puede ser superado por una cohesión colectiva inquebrantable. La dupla letal de Luis Gamboa, autor de un doblete, y Santiago López, como el guardián imperturbable en la definición, encarnaron este espíritu de resistencia.
Una Rivalidad que se Reinventa
Este triunfo no es un hecho aislado; es la materialización de una evolución silenciosa. Al analizar el historial de enfrentamientos en Copas del Mundo a través de todas las categorías, Argentina mantenía una clara hegemonía. Sin embargo, este resultado en los dieciseisavos de final del Mundial Sub-17 de Qatar 2025 se inscribe en una tendencia disruptiva: es la tercera ocasión que el combinado mexicano juvenil elimina a su homólogo sudamericano en una fase de eliminación directa.
Este patrón sugiere un cambio de paradigma. Mientras la Selección Mayor busca aún su momento definitorio contra este rival, las categorías formativas están construyendo un legado de mentalidad ganadora. Cada victoria juvenil no es solo un resultado, sino un ladrillo en la construcción de una nueva identidad futbolística para México, una que no teme a los históricos favoritos.
El próximo desafío ante Portugal no es solo otro partido; es la oportunidad de consolidar esta revolución futbolística y demostrar que los límites existen solo para ser trascendidos.



















