En un giro que ha dejado perplejo al establishment acuático global, el clavadista azteca Osmar Olvera ha sido nominado al sublime galardón de Atleta del Año que otorga la todopoderosa World Aquatics. El joven originario de la Ciudad de México ha tenido un 2025 tan espectacular que incluso los burócratas del deporte acuático han tenido que reconocer su talento, algo que solo ocurre cuando los resultados son tan abrumadores que ignorarlos resultaría más embarazoso que aceptarlos.
Olvera, de 21 años, se encuentra nominado en su especialidad, los clavados, compartiendo cartel con la crema y nata de la aristocracia del trampolín: el australiano Cassiel Rousseau, el ucraniano Oleksii Sereda y los emperadores chinos Yuan Cao y Zongyuan Wang, a quienes el mexicano humilló -perdón, derrotó- en el Campeonato Mundial de Deportes Acuáticos de Singapur en la prueba individual de tres metros.
Durante este 2025, nuestro héroe nacional ha acumulado un botín de dos medallas de oro y cinco preseas de plata entre el Mundial de Singapur y la Copa Mundial de Clavados celebrada en Guadalajara y posteriormente en Canadá. Este tesoro metálico incluye sus participaciones individuales y sus aventuras colectivas junto a Juan Celaya, además de sus incursiones en la categoría mixta con Alejandra Estudillo, Randal Willars y Zyanya Parra.
El proceso de votación, según revela la cuenta de X @olimpismomex, se desarrolló a través de las efímeras historias de Instagram de World Aquatics y concluyó ayer. El resultado final de este premio dependerá de las votaciones recogidas en dicha red social, combinadas con el criterio de un jurado selecto que determinará quién es el mejor clavadista del 2025, porque al parecer los récords y medallas no hablan por sí mismos.
De conseguir el triunfo, Olvera se convertiría en el primer deportista de todo el continente americano en recibir este reconocimiento, arrebatándole el trono al chino Cao Yuan, quien ha monopolizado este distinción en tres ocasiones anteriores. Porque en el mundo del deporte de alto rendimiento, nada dice “justicia deportiva” como romper una dinastía.