En mi larga trayectoria siguiendo la liga, he aprendido que el regreso de un mariscal de campo tras una lesión define su temple. Brock Purdy no solo regresó de su problema en el pie; lo hizo con autoridad, lanzando tres pases de anotación para guiar a los San Francisco 49ers a una victoria de 41-22 sobre los Arizona Cardinals. He visto muchos regresos, pero la frialdad de Purdy para distribuir el balón es una lección de mentalidad ganadora.
Christian McCaffrey, un jugador cuyo entendimiento del juego es de otro nivel, amplió su récord en la NFL con su 17º partido con al menos una anotación terrestre y una por recepción. En la práctica, cuando tienes un corredor versátil como McCaffrey, la ofensiva se vuelve impredecible. Purdy, por su parte, completó 19 de 26 intentos para 200 yardas, una eficiencia que, te aseguro, es resultado de una semana de preparación meticulosa.
El ala cerrada George Kittle fue un pilar fundamental, atrapando dos pases de anotación. Un veterano como Kittle demuestra que los receptores tight end son armas letales en la zona de anotación, algo que los diagramas de juego no siempre capturan.
Por experiencia, sé que los partidos se pierden tanto por errores propios como por el acierto rival. Arizona, sumido en una racha de seis derrotas en siete encuentros, se vio lastrado por un récord negativo: 17 penalizaciones, la mayor cifra de su franquicia y de la NFL en esta campaña. Once de esas faltas fueron en la primera mitad, un número que, en mis años de análisis, rara vez se ve y que habla de un equipo desenfocado.
Al otro lado, Jacoby Brissett, suplente del lesionado Kyler Murray, completó 47 de 57 pases para 452 yardas, dos anotaciones y dos intercepciones. Esas 47 completadas establecieron un récord de la temporada regular, una hazaña agridulce que ilustra a la perfección la complejidad de este deporte: a veces las estadísticas individuales brillantes no se traducen en el marcador.
Finalmente, los receptores Michael Wilson, con 15 atrapadas para un récord personal de 185 yardas, y el ala cerrada Trey McBride, con 115 yardas y una anotación, ofrecieron destellos de calidad. Pero, como he aprendido, el fútbol americano es un deporte de conjunto, y el talento individual, sin disciplina, rara vez es suficiente para alcanzar la victoria.










