Santiago Fernández responde a las críticas de Christian Martinoli

Santiago Fernández responde a las críticas de Christian Martinoli

¿Qué sucede cuando la voz que narra el juego se convierte en un juez implacable cuyo veredicto perdura por décadas? Han transcurrido más de 17 años desde que Christian Martinoli realizó una de las transmisiones que quedaría grabada a fuego en la memoria colectiva de los fanáticos del futbol.

La investigación nos lleva al encuentro entre México y Haití, correspondiente al Preolímpico de la Concacaf de 2008. En esa ocasión, el comentarista deportivo de TV Azteca no desaprovechó la oportunidad de fustigar con dureza a los futbolistas del combinado tricolor por una serie de errores inverosímiles que cometieron en la cancha.

Sus frases, pronunciadas al calor del momento, se han convertido en un eco perpetuo, especialmente porque la Selección Mexicana dirigida por Hugo Sánchez fracasó estrepitosamente en su intento por clasificar a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

“¡Ah, no bueno! ¿De qué te vas a disfrazar, Fernández? ¡Otra vez Fernández! Hay cuatro en el área, qué desesperación. ¡Por favor! El único haitiano que había, a ese le llegó el balón, había seis mexicanos…”, fueron algunos de los lapidarios comentarios que inmortalizó Christian Martinoli.

La persistencia del eco

La pregunta que surge es: ¿por qué las declaraciones del locutor de la televisora del Ajusco continúan resonando con tanta fuerza, generando tanto adhesión como rechazo?

Recientemente, Santiago Fernández, uno de los deportistas que falló un par de ocasiones de gol manifiestas en aquel compromiso, decidió romper su mutismo y enviar un contundente mensaje a Christian Martinoli.

“Después de tantos años donde me has citado repetidamente en distintas transmisiones y espacios televisivos, y, después de tanto tiempo en el que he preferido guardar silencio, hoy he decidido tomar la palabra y compartir mi derecho de réplica; no lo hago desde el enojo, ni tampoco desde el rencor, ni desde la búsqueda de conflicto”, manifestó el exfutbolista.

“No, Christian, ni tú ni nadie arruinó mi carrera, como apenas hace un par de días comentaste en tu ya característico tono sarcástico y burlón. Yo jugué el tiempo que quise jugar y lo hice en los mejores equipos de México, a una edad en donde tú apenas te estabas dando cuenta que no tenías el nivel necesario para poder jugar futbol profesional. Tú mejor que nadie sabes, porque lo intentaste y viviste en carne en propia, lo difícil que es llegar ahí. Aprovecho para compartirte lo orgulloso que me siento de mi paso por el futbol profesional, fue una experiencia increíble que a ti te hubiera encantado haber vivido”, explotó.

Al profundizar en esta controversia, surge una cuestión fundamental sobre el poder de la palabra en el periodismo deportivo. Santiago Fernández instó a Christian Martinoli a reflexionar sobre si sus expresiones son las apropiadas, argumentando que el comunicador no es plenamente consciente del perjuicio que puede infligir a los atletas con sus comentarios.

“Con tus comentarios, puedes llegar a marcar a quienes se convierten en objeto de estos. Te lo digo porque yo fui uno de ellos y, aun así, a día de hoy, con profunda decepción veo que, desafortunadamente, sigues demostrando una falta de empatía total y absoluta. Es importante preguntarnos ¿Cuál es el límite? ¿Dónde está la línea entre la risa y la burla, entre la opinión y la humillación, entre la crítica y el daño? Transmites una indolencia total sobre el futbolista en turno”, señaló el exintegrante de la Selección Mexicana.

La revelación final de esta investigación periodística nos deja con una perspectiva transformadora: este no es simplemente un reclamo personal, sino la punta de lanza de un debate más profundo sobre la ética, la responsabilidad y los límites del humor en la cobertura deportiva. La respuesta de Fernández no busca solo saldar una cuenta pendiente, sino establecer un precedente sobre cómo las críticas, cuando traspasan ciertos umbrales, dejan de ser análisis deportivo para convertirse en un factor que puede afectar la psique del profesional. Una lección que redefine nuestra comprensión sobre el verdadero impacto de las palabras en el mundo del deporte.

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