Toluca y Monterrey libran la batalla por la gloria en la Liguilla

En el coliseo moderno del Gigante de Acero, donde el sudor huele a sponsors y los gritos se cotizan en derechos televisivos, dos ejércitos se alistan para la gran farsa anual: la Liguilla. Por un lado, los Diablos Rojos de Toluca, autoproclamados dueños de la tabla (gracias a los generosos 37 puntos regalados por el calendario), llegan con la arrogancia de quien cree que liderar un torneo de meses garantiza la inmortalidad. Antonio Mohamed, el estratega que ha convertido el paso por bancas en un tour latinoamericano, promete tácticas revolucionarias… o al menos, sobrevivir 90 minutos sin que el equipo extrañe demasiado sus 15 días de vacaciones post-repechaje.

Frente a ellos, los Rayados de Monterrey, esos eternos “casi campeones” que compraron media España (incluyendo un Sergio Ramos que juró nunca jugar en México) para disimular que su juego es más predecible que un telenovela de las 8. Su victoria 2-0 sobre los Pumas fue menos un triunfo y más un “gracias a Dios que no nos tocó América”. Ahora, con Germán Berterame como único argumento local, pretenden convencer al público de que el fútbol se juega con chequera, no con talento.

El miércoles 7 de mayo, mientras los aficionados pagan suscripciones premium para ver el espectáculo en ViX (porque el fútbol ya no es del pueblo, es de los algoritmos), estos gladiadores modernos demostrarán si son héroes… o solo otro producto más en el catálogo de la Liga MX. ¿El premio? El derecho a perder en semifinales contra el América.