Tres pilotos disputan el título en la final de NASCAR México

La Gran Final: Sabiduría en el Asfalto

Después de años siguiendo el rugir de los motores en este deporte, he aprendido que una final de campeonato no se gana solo con un coche rápido; se gana con la mente fría y el corazón caliente. El Autódromo Miguel E. Abed en Puebla será el escenario donde se escriba el epílogo de la temporada 2025 de la Nascar México Challenge Series, y les aseguro que el duelo entre Diego Ortiz, Helio Meza y Giancarlo Vecchi promete ser una lección magistral de automovilismo.

El Líder Experimentado: La Presión de lo Concreto

Diego Ortiz, al mando de su Mediatek, llega a la cita final en lo más alto del escalafón. He visto a muchos pilotos en su posición. La teoría dice que quien lidera tiene la ventaja, pero la práctica me ha enseñado que es la posición más incómoda. Tienes todo que perder. Su declaración revela una sabiduría que solo da la experiencia: “No gana el que tenga más puntos, sino el que cruza la línea primero”. Esa mentalidad, de enfocarse en la carrera y no en la tabla de posiciones, es lo que suele separar a un campeón de un subcampeón. Es un reconocimiento tácito de que en el óvalo, la estadística puede voltearse en una sola curva.

El Novato Audaz: La Inocencia que Desarma

Por otro lado, está Helio Meza. Recuerdo mi primera temporada en una categoría importante; la emoción y la falta de bagaje pueden ser un arma letal. Con 1165 puntos y el título de novato destacado, Meza encara esta prueba final con una filosofía que muchos veteranos envidiarían: “Yo voy a afrontarlo como una carrera normal sin importar la presión”. Subestimar esta actitud sería un error. He comprobado que los pilotos sin el lastre de experiencias pasadas suelen ser los más peligrosos e impredecibles, capaces de maniobras que un piloto más calculador no intentaría.

El Perseverante: La Fuerza de la Constancia

Y luego está Giancarlo Vecchi de JV Motorsports. A 21.5 puntos del liderato, su posición es la más complicada sobre el papel. Pero en mis años, he visto milagros en la pista. Su enfoque es el del competidor puro, el que confía en su proceso: “sé que haciendo las cosas como se han hecho van a salir los resultados”. Esa melancolía que expresa al ver terminar la temporada es auténtica; es el signo de un piloto que ha dado el alma en cada competencia. Su mentalidad no es de desesperación, sino de confianza en que la constancia puede tener su recompensa final.

En definitiva, esta no es solo una carrera. Es un choque de filosofías: la experiencia de Ortiz, la audacia de Meza y la perseverancia de Vecchi. El que mejor maneje sus emociones y estrategias, más allá del rendimiento mecánico, será quien alce el trofeo. Les prometo un espectáculo que será recordado.

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