Verstappen acerca el campeonato con victoria en Estados Unidos

Max Verstappen, piloto de Red Bull Racing.

Desde mi perspectiva, tras años siguiendo la élite del automovilismo, he aprendido a reconocer el momento en que un campeón activa su modo de caza. Max Verstappen de Red Bull no solo ganó el Gran Premio de Estados Unidos; envió un mensaje contundente al mundo de la Fórmula 1. Su tercera victoria en cuatro citas no fue un triunfo más, sino una demostración táctica de fuerza en la fase decisiva del campeonato.

En este deporte, he visto cómo la presión de final de temporada resquebraja a los más talentosos. Lando Norris de McLaren comprendió la asignatura y, con un meritorio segundo puesto tras una feroz batalla con Charles Leclerc, recortó una porción vital de la ventaja de su compañero Oscar Piastri. La ventaja en el certamen de pilotos se reduce ahora a apenas 14 puntos, un margen que, en mi experiencia, se puede evaporar en una sola curva con mala suerte.

Verstappen, en su búsqueda de un quinto título consecutivo, ha desplegado su instinto asesino. Ahora se sitúa a 40 puntos de Piastri y a 26 de Norris. He sido testigo de cómo los pilotos en racha generan una inercia psicológica que pesa sobre sus rivales. El holandés ha puesto sobre aviso a los McLaren de que no piensa dar ni un respiro hasta el final del calendario.

La experiencia me ha enseñado que los fines de semana perfectos, como el que disfrutó Verstappen al ganar también la Sprint del sábado, son los que forjan campeonatos. Mientras los novatos Piastri y Norris buscan su primer título, Max va por su quinto consecutivo. La diferencia mental es abismal; él sabe lo que es ganar, y ellos aún están aprendiendo.

Verstappen lo resumió con la sabiduría de quien ha estado aquí antes: Fue un fin de semana increíble para nosotros. La oportunidad está ahí. Solo tenemos que intentar concluir de esta manera este tipo de fines de semana.

El adelantamiento tardío de Norris a Leclerc por el segundo puesto no fue solo un overtaking espectacular; fue una maniobra cargada de implicaciones para el campeonato. En mi carrera, he valorado que estos movimientos definen legados.

Verstappen, desde la ‘pole position’ en el Circuito de las Américas, administró la carrera con la maestría de un veterano, logrando su 68va victoria y la cuarta en cinco años en Austin. Mientras construía una ventaja de diez segundos, Norris y Leclerc libraban su propio duelo, un clásico moderno entre la juventud audaz y la experiencia ferrarista.

Fue una buena batalla con Charles. Luchó duro, admitió Norris. Tendremos que conformarnos con el segundo puesto. No había más que pudiéramos haber hecho hoy. He escuchado declaraciones similares muchas veces; reflejan la resignación ante una superioridad técnica momentánea.

El declive competitivo de Piastri y la reducción de su ventaja

Por experiencia, sé que en un campeonato tan ajustado, cualquier fin de semana discreto se paga caro. La jornada de Oscar Piastri nunca despegó. Comenzó sexto y se estancó en quinta posición, viendo cómo su ventaja en la clasificación se esfumaba. No sube al podio desde hace tres carreras, y en la F1 moderna, esa sequía puede ser letal.

Todavía prefiero estar donde estoy que los otros dos, pero obviamente este fin de semana no fue lo que quería o esperaba, reconoció el australiano. He observado que la gestión de las expectativas es crucial cuando la presión aumenta.

El renacer de Ferrari ante la adversidad

Mientras, Ferrari demostró una resiliencia que admiro profundamente. En un entorno de rumores y especulaciones sobre el futuro de su director Fred Vasseur, el equipo respondió con un meritorio 3-4 con Leclerc y Lewis Hamilton. Esto ocurrió justo después de que el presidente John Elkann reafirmara su plena confianza en Vasseur.

Estoy muy feliz, declaró Leclerc. Demostrar que podemos mantenernos enfocados en el trabajo y ser recompensados con un podio es realmente agradable. He comprobado que los equipos más fuertes son aquellos que usan las críticas externas como combustible interno.

El circo de la Fórmula 1 se dirige ahora a Ciudad de México, un feudo histórico de Verstappen donde ha ganado en cinco ocasiones. Creo que necesitamos ser perfectos hasta el final para tener una oportunidad, advirtió el holandés. Hemos recuperado mucho. Al mismo tiempo, las diferencias entre los coches son muy pequeñas. Esa combinación de ambición y realismo es, en mi juicio, lo que separa a los grandes campeones de los meros ganadores.

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