La victoria de Max Verstappen en el Gran Premio de Azerbaiyán, su segundo triunfo consecutivo tras el de Italia, ha introducido un nuevo factor en la lucha por el campeonato. El piloto neerlandés arrebató 25 puntos a Oscar Piastri, su más inmediato perseguidor de McLaren. Sin embargo, ¿estamos ante el inicio de una remontada épica o simplemente es un espejismo en una temporada que se le ha resistido al tetracampeón?
Las cifras frías indican un acercamiento: Verstappen suma ahora 255 unidades y se sitúa a 69 puntos del líder, con siete citas aún por disputar. Pero cualquier analista perspicaz se pregunta: ¿es suficiente margen? La cruda realidad sugiere que para que se consumara un vuelco en la clasificación, el equipo McLaren tendría que encadenar una serie de errores graves, un escenario que, por su consistencia este año, parece altamente improbable.
En declaraciones recogidas en la zona de entrevistas, el propio Verstappen proyecta un escepticismo saludable que contrasta con el entusiasmo de su afición. “No confío en la esperanza”, afirmó con contundencia. “Siete carreras y 69 puntos es mucha diferencia. Personalmente, no pienso en ello. Mi enfoque es carrera a carrera, como he hecho toda la temporada. La respuesta definitiva la tendremos después de Abu Dabi”.
Esta declaración plantea una cuestión crucial: ¿se trata de una estrategia mediática para liberar presión o es la genuina convicción de un piloto que conoce la magnitud del desafío? La investigación de sus actuaciones recientes revela un dato revelador: su triunfo en Bakú fue su sexto ‘Grand Slam’ (pole position, vuelta rápida, líder de toda la carrera y vencedor), una muestra de dominio absoluto cuando todas las piezas encajan. “El coche funcionó de manera excepcional con ambos compuestos de neumáticos. Fue una carrera bastante manejable”, admitió, describiendo una perfección que pocos pueden alcanzar.
Pero el camino hacia un quinto título mundial está plagado de incógnitas. La próxima prueba, el Gran Premio de Singapur dentro de dos semanas, se erige como un examen decisivo. El circuito callejero de Marina Bay es un histórico punto débil en el historial de Verstappen, un trazado donde nunca ha logrado la victoria. ¿Podrá esta vez romper la maldición y mantener viva la llama del campeonato, o será allí donde la matemática acabe con sus opciones? La persistente búsqueda de respuestas continúa.