En este oficio, he aprendido que la fe en la Selección Mexicana es un sentimiento cíclico, que sube y baja como las olas, pero nunca desaparece. Lo viví como jugador y ahora lo observo desde fuera. Más allá del momento actual, que sabemos no es el más brillante, las expectativas siempre renacen, especialmente con un Mundial en el horizonte. Es una ley no escrita del aficionado mexicano.
La confianza de un histórico: Aguirre como piloto clave
Desde mi experiencia, un proceso mundialista se construye sobre dos pilares: el talento en la cancha y la cabeza en el banquillo. Por eso, cuando Luis Roberto Alves ‘Zague’ señala a Javier Aguirre como el principal responsable del funcionamiento del Tricolor rumbo a la Copa del Mundo 2026, sus palabras llevan el peso de quien ha vivido esos vestuarios. “El Vasco” no es solo un estratega; su mayor virtud, que he visto de cerca, es manejar la presión psicológica y extraer carácter de un grupo. Como dice Zague, la clave está en que él dé las herramientas para un papel digno, soñando, por qué no, con unos Cuartos de Final en el majestuoso Estadio Azteca. Esa meta, aunque ambiciosa, sirve como faro.
Un grupo accesible: la oportunidad para crecer
Zague, el máximo anotador en los anales del América, vislumbra un sorteo favorable para México. He comprobado que un inicio “cómodo y a modo” es un arma de doble filo. Por un lado, permite afianzar confianza y ritmo, tal como él describe: “para ir creciendo en cada partido e ilusionarnos”. Pero, por otro, puede generar una falsa seguridad. La lección que he atestiguado es que un grupo accesible exige madurez para no subestimar a nadie y para llegar en crescendo a la fase decisiva. Es una oportunidad que no se puede desaprovechar.
La cruel puntualidad de las lesiones: el caso Giménez
Si hay algo que la teoría nunca puede prever, es el momento cruel de una lesión. La noticia de que Santiago Giménez fue intervenido quirúrgicamente del tobillo derecho y estará fuera dos meses es un golpe duro. Zague lo lamenta con la sabiduría de quien sabe que el calendario no perdona: “Mal momento, será algo complicado”. En mi trayectoria, he visto cómo estas bajas de última hora alteran todos los planes. “Bebote” no es solo un delantero; es un símbolo de las nuevas esperanzas ofensivas. Su recuperación será una carrera contra el tiempo, y todo un país, con el corazón en un puño, estará pendiente. Como bien concluye el histórico goleador, solo podemos desear que se recupere lo antes posible. El camino al Mundial está lleno de estos imprevistos que prueban la profundidad y el carácter de un equipo.















