Ángela Aguilar rechaza la rivalidad entre mujeres en la música

Foto: El Universal.

Con la sabiduría de quien creció entre leyendas de la música ranchera, Ángela Aguilar comparte una reflexión que aprendió en los camerinos y giras familiares: “El arte no es un campo de batalla”. Mientras promociona su álbum Nadie se va como llegó, la intérprete mexicana desmiente con calma los rumores de supuestas puyas en sus letras hacia otras artistas. “He visto cómo esta industria magnifica los choques entre mujeres —comenta—, pero mi abuela Flor Silvestre me enseñó que el éxito se construye con trabajo, no con polémicas”.

Su matrimonio con Christian Nodal, lejos de ser un distractor, se ha convertido en su ancla. “Viajamos juntos como lo hicieron mis abuelos Antonio y Flor —relata—. Cuando canto El equivocado, no hablo de rivales, sino de lealtad”. La comparación constante con exparejas de su esposo la desconcierta: “Nunca entenderé por qué al público le fascina enfrentarnos. A los hombres no les piden que compitan en cada entrevista”.

En una industria donde las narrativas de conflicto generan clicks, Aguilar elige el camino menos transitado. “Mi música es un espejo de mis emociones, no un arma —afirma—. Si algo aprendí de los escenarios es que el respeto trasciende los rankings”. Su postura no es ingenua: conoce el peso de su apellido y usa su plataforma para cambiar el guión. Mientras otras alimentan fuegos mediáticos, ella prefiere el legado de sus ancestros: notas limpias, pasión auténtica y cero espacio para la toxicidad femenina.