En mis años siguiendo la evolución de la industria musical, pocas veces he presenciado un fenómeno de conexión global como el que logró Bad Bunny con su concierto “No me quiero ir de aquí: Una Más”. Este evento no solo batió el récord de audiencia en Amazon Prime Video, sino que demostró una lección crucial que he visto repetirse: el verdadero impacto trasciende los números cuando se crea un momento cultural único.
La transmisión simultánea a través de Amazon Music, Twitch y Prime Video reunió a 11.2 millones de espectadores el 20 de septiembre, una cifra que duplica el registro de Beyoncé y triplica el de Taylor Swift. He analizado muchas estrategias de distribución, pero aquí la clave fue entender los diferentes hábitos de consumo: ofrecer acceso multiplataforma sin barreras.
El Coliseo de Puerto Rico vibró con una energía que, les confieso, solo se percibe en contadas ocasiones. La colaboración improvisada con Marc Anthony para interpretar “Preciosa” fue uno de esos momentos mágicos que no se planifican, sino que surgen de la autenticidad del artista. En mi experiencia, son precisamente estas sorpresas orgánicas las que convierten un simple concierto en un evento histórico.
La participación de artistas como Arcángel, De La Ghetto y RaiNao refleja otra lección que valoro: el éxito colectivo fortalece a toda la escena musical. Bad Bunny podría haber llenado el escenario solo, pero incluyó a representantes de diversos ritmos latinos, creando un tapestry sonoro que celebra nuestras raíces.
Tras esta residencia histórica, el artista emprende una gira mundial que incluye ocho fechas en el Estadio GNP Seguros de México durante diciembre. Desde mi perspectiva, estos conciertos representarán otro desafío logístico y artístico donde, estoy seguro, volverá a aplicar esa fórmula que tanto le funciona: innovación tecnológica combinada con autenticidad cultural.
Lo que he aprendido tras décadas en este medio es que los récords como este no se logran solo con talento musical, sino con una comprensión profunda del momento cultural y la audacia para reinventar las reglas del entretenimiento digital. Bad Bunny ha demostrado entender esto mejor que nadie en la industria contemporánea.