Bad Bunny no cobrará por su show en el Super Bowl

La Confirmación del Espectáculo

Después de un largo periodo de conjeturas sobre quién protagonizaría uno de los espectáculos más anticipados del año, con rumores que circularon en torno a figuras de la talla de Taylor Swift, Adele y Dua Lipa, la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) ha despejado toda incógnita. Confirmaron que el artista urbano Bad Bunny será el encargado del Halftime Show en la sexagésima edición del Super Bowl.

La noticia fue divulgada mediante plataformas digitales por el propio cantante, la NFL y Apple Music, el patrocinador corporativo oficial del espectáculo de medio tiempo. El anuncio generó, de forma instantánea, millones de interacciones a escala global.

Esta no será la primera incursión del puertorriqueño en el espectáculo del Super Bowl. En el año 2020, el intérprete de “Yo Perreo Sola” participó en la actuación colectiva de Shakira, Jennifer López y J Balvin en el Hard Rock Stadium de Miami. La diferencia crucial esta vez es que “El Conejo Malo” no será un artista invitado, sino la atracción principal.

Fecha y Sede del Super Bowl LX

La edición LX del campeonato de la NFL está programada para el 8 de febrero de 2026. El escenario elegido será el Levi’s Stadium, ubicado en la ciudad de Santa Clara, California.

La Economía Tras el Escenario: Honorarios y Beneficios

A pesar de la envergadura del evento y la inmensa popularidad del artista, Bad Bunny no percibirá un pago directo por su actuación en el Halftime Show del próximo Super Bowl.

Contrario a la creencia popular de que los artistas reciben sumas millonarias por sus presentaciones en el medio tiempo, la realidad operativa de la NFL desde hace años es no abonar honorarios a los músicos que pisan el escenario para entretener a una audiencia de cientos de millones.

Lo que sí asume la liga es la totalidad de los gastos de producción y montaje del show. Esta inversión, que cubre desde tecnología escénica hasta coreografía y pirotecnia, puede ascender fácilmente a más de 10 millones de dólares, variando según la complejidad y ambición del montaje.

La retribución fundamental por actuar en el Halftime Show del Super Bowl es intangible pero invaluable: la exposición mediática sin precedentes que este evento global ofrece a los artistas. En mi experiencia observando la industria, es un intercambio estratégico. Para los intérpretes, participar en este magno evento se traduce típicamente en un incremento exponencial de reproducciones en servicios de streaming, un boom de nuevos seguidores en sus redes sociales y un repunte significativo en las ventas físicas y digitales de su catálogo.

En esencia, la compensación para los artistas es indirecta. Se mide en métricas de impacto cultural, una visibilidad amplificada a nivel mundial y, en última instancia, en beneficios económicos derivados de esta nueva posición en el mercado. Es una lección que he visto una y otra vez: a veces, el escenario más grande del mundo paga con una moneda más poderosa que el dinero: la atención global.

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