Barry Manilow enfrenta cáncer con optimismo y reprograma giras

Una Pausa Necesaria: Cuando la Melodía Cede el Paso a la Curación

En un giro que desafía la narrativa convencional del artista siempre en el escenario, Barry Manilow, la leyenda de 82 años, ha decidido escuchar una sinfonía más crítica: la de su propio cuerpo. Anunció que pospondrá sus compromisos de enero para someterse a una intervención quirúrgica destinada a extirpar un tumor en etapa inicial localizado en su pulmón izquierdo.

Barry Manilow. (Crédito: El Mañana)

Este diagnóstico no llegó a través de un chequeo de rutina, sino como un descubrimiento lateral e inesperado. Tras un episodio persistente de bronquitis que se extendió por semanas, su médico, adoptando un enfoque proactivo, ordenó una resonancia magnética. Este acto de precaución reveló la lesión cancerosa en una fase tan temprana que el propio cantante lo atribuye a “pura suerte” y a la excelencia médica.

¿Y si en lugar de ver esto como una cancelación, lo vemos como un acto supremo de coherencia? Manilow no está deteniendo la música; está afinando el instrumento más importante: su vida. Los especialistas indican que el carcinoma no se ha diseminado, por lo que el protocolo postoperatorio excluye terapias agresivas como quimioterapia o radioterapia. En su lugar, el crooner planea una recuperación basada en la calma, el humor y la nostalgia, mencionando como parte de su tratamiento “sopa de pollo y ver capítulos viejos de ‘I Love Lucy'”.

Esta decisión redefine la resiliencia. No es sobre resistir a toda costa, sino sobre la sabiduría estratégica de retroceder para sanar y regresar con mayor fuerza. Su agenda, lejos de cancelarse, se reconfigura. Los diez recitales originalmente programados para enero en nueve ciudades de Estados Unidos se trasladan a febrero. Su gran regreso a los escenarios está planeado para el fin de semana de San Valentín, el 12 de febrero, en el Westgate Las Vegas Resort and Casino, retomando posteriormente su gira por grandes auditorios.

La historia de Manilow nos invita a un pensamiento disruptivo: a veces, el camino más innovador hacia la continuidad es una pausa consciente. En un mundo obsesionado con la productividad ininterrumpida, el artista nos muestra que la verdadera fortaleza puede residir en la vulnerabilidad aceptada y en la priorización inteligente de la salud. Su próximo acto no será solo un concierto; será un testimonio de una recuperación visionaria.

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