Bob Dylan no solo lanza música; exhuma y resucita los cimientos mismos de su leyenda. El visionario anuncia el lanzamiento del volumen 18 de su serie Bootleg, Through The Open Window, 1956-1963, una inmersión profunda en sus años de gestación dentro del ecosistema folk de Nueva York y Minnesota.
Pero esto va más allá de una simple caja recopilatoria. Imagine un portal sonoro que nos transporta a 1956, capturando la esencia cruda de un prodigio de apenas 15 años, y nos lleva en un viaje temporal hasta su consagración en el Carnegie Hall ocho años después. La caja de lujo de ocho discos, con sus 139 tesoros sonoros, no es un producto; es una máquina del tiempo.
La verdadera disrupción reside en las 48 interpretaciones inéditas. ¿Qué sucede cuando el archivo secreto, el material pirata que durante décadas alimentó el mito en la sombra, se legaliza y se convierte en el canon oficial? Dylan desafía la noción misma de autoría y propiedad intelectual, transformando lo marginal en central y reescribiendo su historia desde los márgenes.
Este lanzamiento, programado para el 31 de octubre, es más que una colección; es un acto de arqueología audaz. La edición “Highlights” de 2 CD/4 LP actúa como un punto de entrada, pero la obra completa es un manifiesto: la verdadera innovación a menudo no mira hacia adelante, sino que reexamina el pasado con nuevos ojos, encontrando en los fragmentos descartados la semilla de una revolución perpetua.
