Brad Pitt y Angelina Jolie reavivan su guerra legal por el viñedo Miraval

La batalla legal entre Brad Pitt y Angelina Jolie ha escalado nuevamente, esta vez centrada en la propiedad que simbolizó su amor: el exclusivo Château Miraval. El actor exige acceso a comunicaciones privadas relacionadas con la venta de la bodega francesa, operación que considera una traición a sus acuerdos previos.

En documentos judiciales presentados en California, Pitt solicita la declaración de Alexey Oliynik, ejecutivo del Grupo Stoli, comprador de la participación de Jolie. La transacción, según el ganador del Óscar, violó un pacto de consentimiento mutuo. Oliynik, residente en Suiza, ha evitado testificar, añadiendo complejidad al caso.

¿Venganza o justicia?

El equipo legal de Pitt argumenta que Jolie actuó con intención dañina al vender su parte a una empresa que él rechazaba. Mientras, la actriz contraataca: en 2022 presentó una demanda alegando que Pitt intentó silenciarla sobre presuntos abusos mediante cláusulas de confidencialidad.

Las cicatrices familiares

Aunque el divorcio concluyó en 2023, la guerra por Miraval continúa. Un juez ordenó a Jolie divulgar acuerdos de confidencialidad, buscando patrones en su postura legal. Fuentes cercanas revelan que el conflicto afecta emocionalmente a sus seis hijos, atrapados en un fuego cruzado que parece no extinguirse.

Mientras un aliado de Jolie clama por “paz y sanación”, los colaboradores de Pitt denuncian “daños colaterales” en el círculo familiar. ¿Podrá este viñedo, otrora símbolo de su unión, convertirse finalmente en el campo de batalla que defina su legado?

Este caso trasciende lo legal: cuestiona cómo las disputas patrimoniales pueden eternizar conflictos personales, incluso cuando el amor se esfuma. Miraval ya no produce solo vino; ahora destila las esencias amargas de una relación que Hollywood soñó eterna.