En un giro que nadie esperaba (o quizá todos), Dalilah Polanco, hasta ahora conocida por roles que requerían al menos dos neuronas en funcionamiento, ha decidido sumergirse en el abismo intelectual de La casa de los famosos. Sí, ese reality donde la profundidad emocional se mide en gritos por minuto y las conversaciones profundas giran en torno a quién usó el último rollo de papel higiénico.
Lo más irónico es que su nombre “sonaba fuerte” entre los aspirantes, lo que demuestra que en el mundo del espectáculo moderno, la fama de ser famoso supera cualquier necesidad de talento tangible. Y esto es solo el principio: aún faltan por revelarse otros 16 nombres de almas valientes (o desesperadas) dispuestas a convertir sus vidas en un zoológico mediático. ¿El premio? 15 minutos más de relevancia… o al menos un contrato para promocionar suplementos alimenticios en Instagram.
