Del Toro reinventa a Frankenstein en cines alternativos

Guillermo del Toro, el visionario cineasta tapatío, no solo regresa al terror gótico; está redefiniendo la propia esencia de la exhibición cinematográfica con su nueva interpretación de “Frankenstein“. En una jugada maestra que desafía el ecosistema hollywoodense, su criatura no nacerá en las cadenas multiplex, sino que tomará vida en el corazón palpitante de las salas de arte y recintos culturales.

Esta decisión disruptiva no es una mera estrategia de marketing; es un manifiesto. Mientras la industria se debate entre el streaming masivo y las superproducciones homogenizadas, Del Toro, el artífice detrás de La Forma del Agua y El Laberinto del Fauno, teje un nuevo paradigma. Su monstruo no es solo el de Mary Shelley, sino el sistema mismo. Al elegir una distribución limitada y exclusiva en lugares como la Cineteca Nacional y, de manera destacada, en el Multicinemas Azteca de Río Bravo en Tamaulipas, convierte el acto de ver una película en un evento cultural, en una peregrinación para los verdaderos amantes del séptimo arte.

¿Y si el verdadero experimento no es el del Doctor Frankenstein, sino el de liberar una obra magna de las cadenas de la distribución convencional? Esta movida audaz conecta puntos aparentemente inconexos: la nostalgia por lo tangible, la búsqueda de autenticidad y la economía de la atención. En lugar de competir por pantallas, crea escasez y significado. Lugares como Aguascalientes, Puebla, Yucatán y Baja California se convierten en faros de una revolución silenciosa. ¿Podría este modelo, donde la ubicación geográfica se convierte en parte de la narrativa, ser el antídoto contra la despersonalización digital? Del Toro no solo nos presenta un mito sobre la creación; nos está mostrando un camino alternativo para la preservación de la experiencia cinematográfica misma.

ANUNCIATE CON NOSOTROS

Scroll al inicio