Eduardo Alvarado supera emergencia médica y desmiente rumores de su muerte

Foto: Agencia Reforma.

En una de esas paradojas que solo la vida sabe escribir, Eduardo Alvarado Ginesi, veterano conductor de 70 años conocido por explorar los rincones de México, enfrentó su propio drama lejos de las cámaras. Justo cuando preparaba su regreso a Monterrey tras un recorrido por Mazatlán, una crisis de salud lo sorprendió en Durango. Las varices esofágicas, un enemigo silencioso que muchos subestiman, se rompieron sin aviso, desencadenando una hemorragia interna que puso su vida en riesgo.

Recuerdo casos similares en mi trayectoria periodística: esas emergencias que escalan en minutos. Alvarado fue trasladado de urgencia al Hospital San Jorge, donde los médicos actuaron con precisión quirúrgica. Una endoscopía y la ligadura de las venas afectadas lograron controlar el sangrado. “Perdí mucha sangre —confesó en entrevista telefónica—, mis niveles de azúcar y presión se dispararon. Fue cuestión de minutos”.

Lo irónico vino después: mientras luchaba por estabilizarse, las redes sociales lo declararon muerto. “Aquí estoy —afirmó con esa mezcla de humor y exasperación que solo dan los años—. Dios y los médicos me salvaron”. Su testimonio desde la cama hospitalaria, transmitido en vivo, cortó de raíz los rumores. La lección es clara: en la era digital, incluso las crisis personales se vuelven virales.

Ahora, en proceso de recuperación, Alvarado enfatiza la importancia del seguimiento médico. “Las varices no avisan —advierte—. Voy a continuar mi tratamiento en Monterrey”. Su experiencia resuena como advertencia: tras décadas contando historias, esta vez la historia lo tuvo a él como protagonista inesperado.

Mientras resuelve trámites para su alta, su caso deja una reflexión sobre cómo manejamos la información en salud. Como testigo de incontables coberturas médicas, insisto: la precisión salva vidas tanto como los procedimientos. Hoy, Eduardo Alvarado no solo ganó una batalla física, sino también contra el sensacionalismo.