El Absurdo Reinado de la Tiranía en los Concursos de Belleza
A escasas semanas del magno evento de Miss Universo 2025, el circo global de la belleza plastificada ha revelado su verdadera y grotesca cara. Nawat Itsaragrisil, autoproclamado zar de Miss Universe Tailandia y anfitrión del espectáculo, fue filmado ejerciendo su magistral técnica de liderazgo: insultar con saña a la embajadora de México, la señorita Fátima Bosch.
En el video, que se propagó por las redes sociales con la velocidad de un escándalo jugoso, el empresario regañaba a Bosch con el fervor de un dictador de opereta por el crimen atroz de no publicar suficiente contenido laudatorio sobre el país anfitrión. Cuando la concursante intentó articular una explicación, fue sistemáticamente silenciada, un ensayo perfecto de cómo se sofoca la disidencia, antes de que el magnánimo Nawat ordenara a sus esbirros de seguridad expulsarla del recinto. La modelo afirmó a la prensa que el trato incluyó perlas de la oratoria como “estúpida” y el siempre elegante “cállate”.

¿Qué Ocurrió? Una Siniestra Tradición
Lejos de ser un desliz aislado, este incidente es simplemente otro capítulo en el manual de buenas prácticas de Itsaragrisil. Esta eminencia gris de los certámenes asiáticos, quien antes de erigir su imperio de la belleza como fundador de Miss Grand International se desempeñaba como conductor televisivo, ahora orquesta con mano férrea las actividades de Miss Universe Tailandia. Su labor, aparentemente, consiste en pulir el adorno cultural y logístico que precede a la gran final del 21 de noviembre en el Impact Arena de Park Kret, en Bangkok, aunque su método de pulimiento parece más cercano a la lapidación.
Las Perlas de la Sabiduría de Nawat: Un Legado de Vergüenza
El currículum de críticas contra este gurú de la estética es tan extenso como vergonzoso. Acusaciones de Body Shaming lo persiguen como una sombra. En un arranque de sinceridad brutal, el 26 de octubre de 2022, Itsaragrisil diagnosticó que la representante de Vietnam, Doan Thien An, no había ingresado al Top 10 de Miss Grand International 2022 debido a su fracaso anatómico: poseer, según el sumo sacerdote, “un torso más largo que las piernas y caderas grandes”. Una herejía geométrica imperdonable en el sagrado reino de la proporción áurea.
Sus sapientes comentarios, como era de esperar, provocaron una indignación general y, según fuentes vietnamitas, impulsaron un boicot ciudadano. La sabiduría popular de las redes sociales no se hizo esperar: “Cambien el nombre del concurso a Miss Body Shaming. Nunca pensé que alguien en su posición pudiera decir algo así”, escribió un usuario, demostrando una ingenua fe en la decencia de quienes custodian estos altares de la vanidad.
El historial prosigue. En 2016, Arna Ýr Jónsdóttir, Miss Islandia 2015, tomó la sensata decisión de abandonar el Miss Grand International después de que los organizadores, en su infinita bondad, le prescribieran un régimen de ayuno y pérdida de peso para maximizar sus opciones de victoria. Jónsdóttir relató cómo el director le aconsejó “saltar el desayuno, comer solo ensalada en el almuerzo y beber agua por la noche hasta el certamen”. Un menú digno de un campo de concentración para aspirantes a diosa.
Mientras los organizadores defendían estas directrices como “útiles” y bienintencionadas, la modelo, que inexplicablemente se sintió vejada, optó por la deserción: “Si realmente quieren que pierda peso y no les gusto así, no merecen tenerme en el concurso”, declaró al Iceland Monitor. Una muestra más de la ingratitud de quienes no aprecian los sacrificios que la belleza, o su burda imitación, exige.
















