Espectáculos
El circo del corrido tumbado donde las balas son metáforas y el tequila es ley
Un festival que mezcló polémica, excesos y canciones prohibidas bajo el disfraz de celebración musical.

En un espectáculo que hubiera hecho enrojecer hasta al más libertino de los bufones renacentistas, el Festival Bandidos 2025 convirtió el Parque Fundidora en un manicomio sonoro donde el decibelio competía con la falta de sentido común. Miles de almas perdidas, disfrazadas de “fans”, fueron sometidas a un lavado cerebral con base en narcocorridos y tequila, mientras dos mesías del despropósito —Natanael Cano y Gabito Ballesteros— dirigían el ritual.
Natanael Cano o el arte de amenazar técnicos como si fuera un sketch mal escrito
El “Nata”, como cariñosamente le llaman sus acólitos (o como él mismo se autodenomina en sus pesadillas más narcisistas), demostró que en el mundo del espectáculo, las amenazas de balazos son la nueva forma de decir “buenos días”. Entre fallas técnicas que delataban la precariedad del evento, el cantante sonorense optó por el humor negro —o más bien, humor balazo— advirtiendo al técnico de audio con una promesa que, en cualquier otro contexto, habría terminado en una denuncia penal. Pero aquí, entre risitas y celulares alzados, todo se reduce a “folclor”.
Su repertorio, una mezcla entre himnos al dinero fácil y covers de canciones que jamás debieron ser “tumbadas”, fue coreado por una multitud que, al parecer, había olvidado que existen letras con más de tres palabras seguidas. Y como todo buen revolucionario musical, no podía faltar el cigarro en una mano, la bebida en la otra, y la moral… bueno, esa quedó en el camión.
Gabito Ballesteros o cómo reinventar el pasado con menos gracia que un karaoke borracho
Mientras tanto, Gabito Ballesteros, el “joven prodigio” de 25 años que aprendió que la originalidad es solo un mito, se dedicó a destrozar clásicos con la delicadeza de un elefante en una cristalería. Desde Julieta Venegas hasta Juan Gabriel, ningún artista quedó a salvo de su versión “tumbada”, que básicamente consiste en agregar un bajo distorsionado y gritar “¡A la ve!” cada tres segundos. Su público, emocionado, aplaudía como si estuvieran presenciando un renacimiento cultural y no el declive acelerado del buen gusto.
Nanpa Básico y Calle 24: cuando el descontrol se disfraza de arte
Para cerrar con broche de oro (o más bien, con corcho de botella), Nanpa Básico y Calle 24 demostraron que en el mundo de la música urbana, la preparación es opcional y el alcohol es el verdadero protagonista. El primero, con su fusión de géneros que sonaba a licuadora averiada, y el segundo, con su filosofía de “más tequila, menos talento”, dejaron claro que en este festival, la calidad era lo de menos. “Yo quiero salir pedo de aquí”, declaró uno de los miembros de Calle 24, cumpliendo así el único objetivo real del evento: celebrar la glorificación del exceso.
En resumen, el Festival Bandidos 2025 fue menos un concierto y más un experimento social: ¿Cuánto absurdo puede tolerar el ser humano antes de cuestionarse su existencia? La respuesta, al parecer, es “más de doce horas”.

-
Nacionalhace 2 días
Cofepris advierte sobre vacunas falsas contra el VPH en circulación
-
Matamoroshace 2 días
Alcalde de Matamoros ordena retiro de puente peatonal en mal estado para proteger a la ciudadanía
-
Nuevo Laredohace 2 días
Inaugura Carmen Lilia nuevo puente en El Laguito de Nuevo Laredo
-
Nacionalhace 2 días
OEA cuestiona transparencia en elección judicial de México
Debes iniciar sesión para publicar un comentario Iniciar Sesión