Una marea de jóvenes ávidos de experiencias sonoras transformó el Parque Fundidora en el epicentro de la revolución musical durante el Festival Bandidos 2025. La fusión de corridos tumbados y energía urbana creó un fenómeno cultural que traspasó generaciones, atrayendo incluso a familias.
Bajo los reflectores, Natanael Cano y Gabito Ballesteros redefinieron el género con beats híbridos y letras crudas, consolidando su dominio en la escena global. Drones con luces sincronizadas y realidad aumentada elevaron el espectáculo, marcando un antes y después en los festivales latinos.