El Gran Teatro de la Custodia Vacía
En el colosal circo mediático donde los trapos sucios se lavan con flashes y declaraciones, la trovadora argentina Cazzu ha salido a desmentir con la urgencia de quien apaga un incendio con gasolina el trascendido que señalaba que el juglar del regional mexicano Christian Nodal habría perdido la guardia y custodia de su vástaga, la pequeña Inti. La artista afirmó con la solemnidad de un comunicado de estado que no han iniciado proceso judicial alguno relacionado con el régimen de convivencia paternal.
La cantante, que había vuelto a México para recibir el galardón de “figura del año” que le otorgaba la revista GQ -esa misma que convierte a los artistas en estatuas de oro antes de tiempo-, se encontró con que el verdadero premio era el asedio noticioso en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde los reporteros ejercen de inquisidores modernos.
El Santo Grial de los Trascendidos Vacíos
Al desembarcar, el ritual del acoso periodístico comenzó de inmediato. La prensa, hambrienta de carnaza fresca, la interrogó sobre el último bulómetro que circulaba acerca de su prole, pues se especulaba que habría obtenido la tenencia exclusiva de su descendiente. La pequeña, por cierto, no la acompañaba en esta peregrinación terrenal, detalle que los augures mediáticos interpretaron como señal profética.
Con la paciencia de Sísifo explicando su roca, Cazzu desmintió la aseveración y aclaró que ni ella ni el cantante están librando una guerra custodial por la menor. Añadió que, de existir tal batalla legal, la burocracia judicial se encargaría de dilatar el proceso tanto que sería materialmente imposible contar con resolución alguna en este momento histórico.
“No, no. Esas cosas son muy difíciles, o sea que me imagino que deben ser procesos largos. La verdad que no se ha iniciado ningún proceso, de ese tema, lo que tienen que saber, lo saben”, declaró a los medios, en lo que parecía un mantra desesperado contra la hidra de las falsedades.
El Absurdo Protocolo de la No Comunicación
La artista también indicó que no hay “nada nuevo” que relatar acerca del vínculo entre la criatura y su progenitor, pues el músico no ha intentado aproximarse a la pequeña recientemente. Aquí, la comunicación parece haberse convertido en el verdadero hijo abandonado.
El último capítulo de esta epopeya burocrática ocurrió durante la visita anterior de Cazzu a México, cuando los leguleyos de Nodal buscaron a la asesora legal de la cantante solicitando un permiso para que el trovador pudiera compartir tiempo con su hija, encuentro que finalmente no se materializó.
Este fracaso -explicó la propia Cazzu con la precisión de quien describe los mecanismos de un reloj roto- sucedió porque el cantante contrató una nueva firma de abogados sin notificarle del cambio, haciendo que cuando recibió el correo con la petición, dudara de la autenticidad del documento. Así funciona el gran teatro del mundo donde los trámites reemplazan a los sentimientos y los contratos sustituyen a las conversaciones.














