El Mártir del Araña Sagrada
En un acto de devoción que conmueve a los fieles seguidores del cine, el sumo sacerdote Tom Holland ha reaparecido tras su caída ritual durante los sagrados oficios de “Spider-Man: Brand New Day“. El incidente, ocurrido cuando un cable divino—erróneamente confundido con uno de seguridad—decidió emanciparse, le otorgó al actor una conmoción cerebral leve, iluminación mística que todo artista consagrado debe experimentar.
Desde su púlpito digital en Instagram, el mártir mostró señales de vida, asistió brevemente a la ceremonia expiatoria “The Brother’s Trust” acompañado de su sibila personal, Zendaya, y su séquito familiar. “Siento haberme tenido que ir temprano”, declaró con la humildad que caracteriza a los santos laicos, “pero me siento mejor y me estoy recuperando. El espectáculo se volvió mucho más divertido”. He aquí la verdad revelada: el circo es más entretenido cuando los gladiadores sangran fuera del arena.
Las hordas de devotos, en un éxtasis colectivo, inundaron los portales digitales con ofrendas de apoyo masivo. “¿Hay algo que él no haga bien?”, clamaba un feligrés, ignorando quizás que la lista incluye “evitar cables traicioneros”. “El verdadero Peter Parker que se hizo rico y todavía ayuda a la gente”, proclamaba otro, confundiendo astutamente la filantropía con el marketing de supervivencia corporativa.
La Máquina No Puede Detenerse
Mientras el cuerpo del héroe se recompone, los sumos sacerdotes de la producción—las fuentes cercanas—han dictaminado que las grabaciones se reanudarán en cuanto el oráculo médico otorgue su autorización. La prioridad, nos aseguran con solemnidad burocrática, es su seguridad. La segunda prioridad, no dicha pero omnipresente, es que el tren de los millones no descarrile. La fecha de estreno del 31 de julio de 2026 es un ídolo de oro que exige su tributo, preferiblemente a tiempo.
Así funciona la divina maquinaria: el hombre cae, la leyenda se fortalece, el contenido fluye y el mundo recibe su dosis mensual de mitología industrial. El show, en efecto, debe continuar, incluso si sus actores deben ser pegados con cinta adhesiva entre escena y escena.