El Príncipe Harry declara la guerra a la corona con verdades incómodas

En un giro digno de un reality show disfrazado de altruismo, el Príncipe Harry volvió a sacudir los cimientos del Palacio de Buckingham desde un lujoso auditorio neoyorquino. Durante la Cumbre Global NEXUS —evento donde millonarios discuten problemas del pueblo con copas de champán—, el duque de Sussex lanzó perlas de sabiduría revolucionaria como “vivir con verdad”, concepto aparentemente novedoso para alguien que creció entre cortinas de terciopelo y mentiras diplomáticas.

LA VERDAD, ESE ARTEFACTO EXTRAÑO

“La diferencia entre el bien y el mal”, proclamó el príncipe, mientras los espectadores se preguntaban si incluía en “el mal” los 400 años de colonialismo británico o solo los titulares de Daily Mail. Su Fundación Archewell, creada para “hacer el bien” (y vender documentales), fue presentada como un faro de moralidad en un mundo donde, casualmente, la moralidad suele medirse en minutos de pantalla.

El momento más surrealista llegó cuando habló de “algo más grande que ellos mismos”, frase que resonó irónicamente en una sala con entradas de $5,000 dólares. ¿Será que “algo más grande” incluye los $20 millones por entrevistas con Oprah o los contratos con Netflix?

LECCIÓN DE HUMILDAD (VERSION VIP)

Entre consejos para “cuidar nuestros hijos” —emitidos desde su jet privado—, Harry reveló su épica batalla contra los trolls de internet. “Mi esposa fue la más troleada en 2018”, declaró, omitiendo que también fue la más fotografiada en Vogue. La audiencia sollozó al imaginar el sacrificio de enfrentar haters desde mansiones en Montecito.

Mientras tanto, en Londres, los retratos de la Reina Isabel II parecían suspirar. Aquella que en 2021 les permitió “retirarse” del servicio real —eufemismo para “dejen de usar la corona como hashtag”— hoy observa cómo el circo mediático se alimenta de contradicciones: ¿realeza o influencers? ¿Servicio público o branding emocional?